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Impresiones bidimensionales
EDIT Nº 134

Reivindico aquí mis quince años de vida, no son tiempos de celebraciones. Tal vez porque Madrid ha cambiado lo que no está escrito. Porque se han ido tantos compañeros cuya voz la ocupa ahora la ignorancia. O porque mi “papel” tiene mas sentido que nunca y me siento más vivo de lo que he estado en mi historia.

Soy cultura en la calle antes y después de los aplausos. Una historia de amor que hace, a diario, la calle en una ciudad de urgencias. Un papel en blanco en busca de una buena historia. Recipiente de creadores que tatúan mis alas con fragmentos de su alma. Una nota de color en tiempos de grises negros.

Un duende al que nadie invitó a ocupar asiento en la platea del anfiteatro de la gran ciudad pero que se coló por camerinos para no hacer mutis.
Porque a veces se sale del mundo y se entra en una revista, y otras ocurre justo al revés. En ocasiones se confunden las puertas. Al fin y al cabo una revista no es más cosa que la vida.

Una búsqueda urbana de romance a perpetuidad. Un tren que parte a tu encuentro cada amanecer con el deseo de clavar en ti su firma, su letra y toda su impertinencia.

Un encuentro en la calle de viejos conocidos, una primera vez, una cita a ciegas, una seducción, una conversación, un desengaño, un silencio, el desprecio o la indiferencia. Un lugar comunitario de sueños. Un instante en lo eterno, un momento en tu reloj, una tregua en nuestra batalla perdida con el tiempo. Un trago sin coste de lectura sola y con hielo.

Más que un descanso, un paréntesis. Más que una coma, momentos suspensivos, más que una exclamación; un susurro con acento... Tan solo un punto y seguido, una obra acérrimamente inconclusa…

El arte cotidiano de vivir.  El caballo al que monta un poema. La dicotomía imposible entre tocar la luna, la inalcanzable belleza, o enterrar las raíces en lo más profundo de la tierra. Un grito de tinta de: ¡Viva la cultura!

Y así, sin fin, van cayendo mis  hojas en un manto de otoño y de esperanza.
Dejé enterrada una cápsula del tiempo. Si en el futuro la abres, dime si realmente importó todo esto. Si cuando la luz regresó nos hacía tanta falta o si me convertí en una suave marea de la furia que un día fuimos. Y si es verdad que como dicen muero y que alguna vez nos amamos, que quedó nuestro en el recuerdo.

Porque en mi última estación quiero bajarme elegante y con sombrero. Y en la maleta, tan solo llevarme que he amado a la cultura me basta.

Porque las cosas no son tan diferentes a las personas. Sólo tienen sentido si existe alguien que las quiera.

*Este texto está hecho a partir de fragmentos de los editoriales escritos en estos 15 años.

Texto: Rubén Arribas. Ilustración: Ricardo Cavolo 

Editorial nº 134: impresiones bidimensionales