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Andrea D'Odorico. Soñar a mano alzada

Texto: Rebeca Queimaliños

El escenógrafo y director artístico Andrea D'odorico ha fallecido este jueves a los 72 años en Sevilla, donde se encontraba de gira con su última producción. Murió a consecuencia de un infarto en la puerta del Teatro Lope de Vega. Recordamos la entrevista publicada en el Libro Rojo de las Artes Escénicas en el año 2010. 

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Conecta retazos autobiográficos y reflexiones brillantes. Su discurso es una metáfora de su biografía: dialoga en boceto. Sobrepone pensamientos. Perfila ideas en carboncillo. Y dispara inteligencia al óleo. La cabeza de Andrea D'Odorico (Udine, 1943) es una escenografía multidisciplinar. Igual que su profesión.

El artista italiano es una celebridad del teatro nacional. Escultor de decorados y estilista de la dramaturgia. El Consejo de Ministros le ha otorgado la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes. Y, en vez de sacarle brillo a la placa, burla al tiempo para multiplicar sus horas de trabajo.

¿Vivir de la escenografía es más causalidad o casualidad? Estudié arquitectura en Venecia y aterricé en España en 1971. Las construcciones de entonces eran muy flojas, así que comencé a hacer teatro casi por casualidad y cinco años después abandoné definitivamente la arquitectura.

Renunció a la trascendencia por lo efímero del arte...
La arquitectura actual es un instrumento al servicio del capitalismo. Fugaz. Breve. Dinámico... El consumismo exige primicias y eso es incompatible con la trascendencia. Así que la arquitectura contemporánea se ha convertido en un material de usar y tirar. Nada dura más de 100 años.

La crisis agudiza el ingenio... Seguro. Pero es un drama. Porque para poder realizarte no puedes estar constantemente autocensurándote. Es contraproducente. Y ahora mismo no es suficiente tener talento, solidez mental, saber conectar con el público... Tienes que tener una carrera brillante que te avale o subvenciones que te permitan lanzarte al abismo del arte. Las subvenciones son un espejismo. Y los jóvenes de 30 a 35 años todavía no han conseguido desarrollar una biografía artística de vértigo. Y así hasta el infinito... 

Decía Angel Haro que la mejor escenografía es aquella que el espectador no percibe y permite que se meta de lleno en la historia...Es fundamental que la escenografía no moleste al discurso del director. Pero existen infinitas formas de integración. Desde el más sencillo minimalismo hasta el intervencionismo más agresivo. Desde la modestia escénica hasta la excentricidad arquitectónica. La escenografía es el resultado de un trabajo conjunto entre escenógrafo y director cuyo clímax coincide con la fusión de ambas expectativas...

¿El proceso creativo es más similar a una carrera de resistencia o a un jeroglífico? Tiene más similitudes con un jeroglífico. Porque el desarrollo imaginativo es una historia de exploración. Una cronología de búsqueda. El presupuesto puede joderte la libertad creativa, pero ese es un riesgo crónico e ineludible. Lo que está claro es que el objetivo no es ir a contracorriente ni competir contra nadie.

Sino contra ti mismo... Más bien contigo mismo. Es un proceso complicado. De recular. Avanzar. Retroceder. Perfeccionar...La primera lectura te sugiere sensaciones que mutan completamente la tercera vez que revisas el texto. Es necesario digerir y comprender el guión para penetrar en la personalidad de los personajes, reconocerlos y ser capaz de recrear la ambientación.

¿Es complicado ser analógico en un universo 2.0? Mi arma es el dibujo a mano alzada. Imagino y trazo. Esa es mi forma de expresión. Los diseños que precisan trabajos de ingeniería los comparto con mi equipo y diseñan las herramientas necesarias. Es increíble imaginar una estructura complicada en la cabeza, trasmitirla y ver cómo la resuelven los constructores de la escenografía... Pero yo soy manual. No utilizo para nada el ordenador.

¿Cómo se crea el escenario de una obra después de haberla visto en otro montaje? Es un proceso complicado. Proyectar la ambientación y recrear personajes de un libro después de haber visto su versión en película requiere una imaginación desbordante. En el teatro ocurre lo mismo. Me fío de mis instintos. La primera versión siempre es la mejor. Así que retengo en mi memoria lo que me sugiere la obra de teatro y lo proyecto en el escenario. Pero olvidar algo ya creado es sumamente difícil...

Es el momento de buscar material para una escenografía: ¿El Rastro o Ikea? El Rastro, por supuesto. Aunque ha perdido esencia. Hoy en día resulta complicado encontrar muebles antiguos de calidad. Reconozco que Ikea es muy funcional para obras de teatro contemporáneas -aporta soluciones versátiles- y breves -porque la vida útil de estos productos no es muy larga-. Si una obra va a estar en cartel más de tres meses, es recomendable carpintería artesana e ingeniería de confianza.

¿Sufre ese recurrente síndrome de Diógenes atribuible al gremio de los escenógrafos? Falso. Habito una casa blanca. Sencilla. Sin puertas. Suelos de mármol. Muy diáfana y despejada. Sólo colecciono libros y pisapapeles antiguos.

¿España protege el teatro? España mima el fútbol y el flamenco. El teatro sobrevive. 

Fallece Andrea D`Odorico. El estilista de la dramaturgia