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María Pascual. Alta repostería gráfica

Por Inma Flor. Ilustración: María Pascual.

'El lápiz es la trampa necesaria con la que trato de cazar historias e ideas', nos cuenta la inquieta y locuaz María Pascual, ilustradora freelance y Directora creativa del estudio Pluviam. Su trabajo, que define como "muy artesano y meticuloso", perfila un universo preciosista que se hizo con un White Raven en 2013, uno de los premios internacionales más destacados de la literatura infantil y juvenil.

Háblanos sobre la ilustración que has realizado inspirándote en La metamorfosis.

Me he centrado en la sensación claustrofóbica y de progresiva pérdida de movilidad que sufre Gregorio Samsa. Interpreto su transformación y desaparición. He sintetizado en cinco fases este proceso de parálisis: las cinco figuras están atravesadas con un alfiler, como las cajas de colecciones de insectos disecados, representando la habitación-celda en la que el protagonista sufre su transformación y muerte.

He utilizado un material que se endurece al secar y que mancha mientras se moldea para captar la realidad asfixiante de Gregorio. El fondo de papel de flores es el que se describe en su habitación, cada vez más vacía de objetos y más llena de suciedad. El trozo de papel amarillento lleno de números y listas recuerda la profesión que le tenía amarrado y frustrado, y las manchas simulan el rastro de líquido pegajoso de sus patas al desplazarse.

¿Cuál es el trabajo que más te ha transformado?

La aceptación internacional que tuvo ¿Dónde están mis gafas?, mi primer libro como autora, fue una estupenda inyección para centrarme en el mundo de la ilustración infantil. Si pienso en una transformación más profunda, el libro en el que estoy ahora enredada sobre juegos tradicionales. A partir de aquí están brotando muchas ideas y siento que ha generado un cambio en la manera de enfocar mis proyectos.

¿En qué te transformarías si no pudieras seguir siendo diseñadora?

Creo que me siento más ilustradora que diseñadora, aunque el trabajo de diseño me apasiona. Me gustaría seguir ilustrando y trabajando en libros, colaborar con profesionales de diferentes disciplinas y partes del mundo, explorar nuevos soportes de lectura, bucear en el mundo de los juegos, crear obras e instalaciones, hacer intervenciones en la ciudad que contribuyan a enriquecer los recorridos rutinarios, diseñar escenografías, marionetas, trajes, joyas... En una transformación más rompedora, me gustaría ser bailaora de flamenco, pájaro tejedor o duende.

¿De dónde surgen tus ideas?

Supongo que de cualquier lado, ir con los ojos bien abiertos es fundamental. Muchas veces las ideas más potentes están a la vuelta de la esquina o parten de las cosas más cotidianas. Leer, observar mucho, ver exposiciones, descubrir nuevos espectáculos de música y danza, cine, escuchar, conversar, pasear, viajar... Sin duda, los viajes son una fuente de inspiración para nutrirte de cosas nuevas. Siento una especial atracción por Asia, África y lugares donde las referencias son muy diferentes.

¿Qué o quién te inspira?

Me inspiran Bruno Munari, Maurice Sendak, Roald Dahl, Heidelbach, Wolf Erlbruch, Suzy Lee, Isol, Elena Odriozola, Javier Sáez Castán, Isidro Ferrer, Carlos Pérez, Saul Bass, Joseph Beuys, Juan Muñoz, Richard Serra, James Turrell, Sophie Calle, Pipilotti Rist, Kafka, Ozu, Kurosawa, José Luis Cuerda, Ilka Schönbein, Starevich, los hermanos Forman, Pina Bausch, Camarón, Paco de Lucía, las máscaras, los largos paseos por la playa de Tarifa, las rutas por el campo con Luis y María, las historias locas y geniales de mi madre y mis cuatro tías.

El sushi, el queso -con un vino-, la terraza de mi amiga Silvia, el olor a leña y las chimeneas, los tejados de Madrid, Tombuctú, los lápices, el NDSM de Ámsterdam, las limas, el PS1 de Nueva York, el humor y las ocurrencias de Miki, las ventanas sin cortinas, las casas abandonadas y los muros de las casas derruidas con restos de papeles, lavabos o cocinas… Otra fuente maravillosa de inspiración son los seminarios de la Escuela Peripatética de Gustavo Puerta, donde me reúno con personas que ya son imprescindibles para mí.  

María Pascual. Alta repostería gráfica