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El artista que se fusiona con el paisaje

Por Andrés Castaño

Su estilo se mueve dentro de la biología, las ramas, las conexiones de los árboles con los bosques. Le gusta integrarse con el paisaje. 'Es una constante que quiero reflejar, sobre todo en lugares donde la naturaleza es protagonista, pero también lo quiero reflejar en sitios donde ésta ha desaparecido, con lo cual es una ficción: ¿Qué habría ocurrido aquí si nosotros hubiéramos metido la mano?'

Pablo S. Herrero experimenta y aprende de sus múltiples colaboraciones: 'Es casi mejor que trabajar sólo. Disfrutas mucho más'. No se define como artista urbano 'porque toca muchos palos y trabaja en pueblos pequeños'.

Su obra tiene una poética particular, algo de primordial, va a la raíz de los sentimientos. Por eso encaja a la perfección con la música y la poesía: ha ilustrado varias revistas de poesía, un poemario del ruso Andrey Lykisow y un disco de Dolphin. Y no se queda ahí, también ha colaborado con el ceramista Fernando Fonticoba.

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Buscador en potencia
Capta la esencia de las ramificaciones. En su muestra Monomanía (Urdimbre), 'pretendía hacerme pasar por mi propio personaje: un tipo que sólo pinta árboles desde hace tiempo, alguien con monomanía. Y la urdimbre, las guías de los tejidos, que representan el tejido social y el arbóreo'.

Temáticas
'Me gusta pasar de lo uno a lo múltiple. La pareja, la familia, la comunidad, el individuo dentro de la comunidad. Me parece que el árbol y el bosque, lo uno dentro de lo múltiple, es un tema que da mucho para presionar. ¿Somos uno, varios?'

Mercantilización del arte urbano
'El arte urbano está en un punto de explosión. Ya se está viendo una mercantilización excesiva. Y ahí es donde pierde la esencia. Empieza a haber una burbuja' y cita las parafernalias montadas delante de la obra de Shepard Fairey en Wynwood Walls, Miami.

El paso del tiempo
En su estilo camina 'más hacia el volumen, hacia lo escultórico dentro de lo pictórico, pero intentando quitar lo matérico'. Al intervenir en la naturaleza, en espacios rurales abandonados forma parte 'de un nuevo proceso de degradación junto con el soporte. Y eso me encanta: registrar con el paso de los años cómo van desapareciendo las cosas'.

Materiales
'Me ciño a los que domino, aunque experimente. Intento hablar con un vocabulario muy reducido, a ver qué surge con esas tres palabras, en vez de ampliar ese vocabulario. El espray lo utilizo poco. No me va bien el hecho de no tener un contacto directo con la pared. Prefiero el contacto directo con un palo, un pincel o un rodillo'.   

Monomanía (Urdimbre) hasta el 4 de abril en Swinton & Grant (Miguel Servet, 21) . 

El artista que se fusiona con el paisaje