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MAD ICONS. Spiderman
 
Por Rubén Arribas / ilustración Nuria Cuesta
 
'Los superhéroes no tenemos nombre, no tenemos edad, no morimos nunca'. Inicio con esta frase una nueva serie de editoriales dedicados a iconos de Madrid en la que no buscaré encontrar esos emblemas que ganan turistas y que salen en las guías, sino más bien aquellos anti símbolos, malditos benditos, antihéroes de ciudad cuya sola imagen nos traslada a un universo lleno de puntos suspensivos poéticos, una especie del antimadrid de 'el muñón es bello'.
 
La frase del inicio es de Spiderman, el superhéroe de la Plaza Mayor de generosa silueta y apretado traje que lleva nueve años compitiendo en fotos con el mismo Felipe III. Un zalamero al que no le falta un piropo para los turistas, ya sean de Madrid o de fuera.
 
El hombre araña que fuma y que piensa convencido que su trabajo diario, del que jamás se queja y al que no falta nunca, es una grandísima responsabilidad. Y razón no le falta. Cuando me acerco a él, me pregunta con voz ronca si soy un criminal muy pequeño o un criminal muy grande. Acierto a contestar que muy pequeño, no sé muy bien porqué, y le pido de paso, que me cuente una pequeña historia.
 
Me narra que ayer se le acercó una niña muy despierta de tres años. Como es habitual le preguntó su nombre y ella le contestó que se llamaba 'Miniña'. Muy extrañado le dijo que nunca había oído ese nombre. La pequeña le confesó que se llamaba Alejandra, pero que no le gustaba su nombre y que ese sería su secreto.
 
En mi caso, acercarme a él me ha cambiado la vida, porque la mayoría de las veces la vida cambia, al contrario de lo que pensamos, con muchas pequeñas cosas. Ahora, en mis paseos de ida y vuelta al trabajo, yo soy un pequeño criminal que nunca más verá un ridículo disfraz entrado en carnes, sino un superhéroe ignorado de carne y hueso.
 

★MADICONS★ Spiderman