<
>
 
LA DANZA DEL KRAKEN
 
Por Rubén Arribas · Ilustración Tinta Invisible, Hittouch
 
Soy el gran bohemio del mar, el poeta solitario, una bestia delirante, un dios del pleistoceno perdido en mareas tan sucias como modernas. Escribo sobre mis miedos escupiendo versos de tinta negra sobre las olas de mi cuaderno de mar. Metáforas tenebrosas atrapadas con mis ocho plumas directas a incrustarse en lo más profundo de tu corazón. Puedes probar a esconderlo en los más hondos fondos, en mi interior escondo el veneno que me permite bajar allá donde nadie más puede. No querrás que llegue nunca o lo estarás deseando ahora. No hay apenas encuentros aquí en los abismos salados. Meses llevo de mi media vida acumulando el esperma para inyectarlo en lo más oscuro de tus temerosas ambiciones. En tu búsqueda algún velero he derribado y algún marinero he devorado aun no siendo un bocado al gusto de mi monstruoso apetito carnívoro. Nada importa más allá del océano que son los sueños de un calamar gigante. Mi deseo erecto es tan largo como todo mi cuerpo, incluidos mis tentáculos. Está escrito. Como amantes violentos nos aferraremos, para inyectar con fuerte presión mis anhelos en las heridas de los tentáculos de tu carne. Tres horas durará nuestra danza, cambiaremos de color varias veces y acabaremos tan exhaustos que apenas seremos capaces de nadar a contracorriente. Aquí marcharé para expiar mis excesos de amor, alejarte de la estela de mi negra mala suerte, de mis enemigos que anuncian mi muerte inminente. Pues seré atrapado, y golpeado todo mi cuerpo con una maza para ser devorado en una fiesta de cientos de marineros. Quedaré en el recuerdo en los tatuajes de sus cuerpos. Pero todo habrá merecido la pena. ¿Verdad, amor?  Por Rubén Arribas · Ilustración: Tinta visible, Hittouch ( Héctor San Andrés)
 

La danza del Kraken