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Jaime Chávarri vuelve al teatro con La Ronda

La Ronda es, junto con Eye wide shut, una de las obras icónicas del dramaturgo y narrador austríaco Arthur Schnitzler, nombre esencial de la literatura europea de principios del siglo XX, que se dedicó a bucear en los mecanismos ocultos de la mente del hombre novecentista, sobre todo en lo relacionado con el sexo.

Muchos de esos mecanismos siguen vigentes hoy. Por eso, el cineasta Jaime Chávarri (El desencanto, Las bicicletas son para el verano) ha respetado gran parte de este texto en la adaptación de la pieza en la que dirige a siete de sus alumnos de la escuela Work in Progress, que hasta el domingo 24 de junio se puede ver en Teatros Luchana. El montaje ha salido adelante gracias al crowdfunding de los estudiantes, que han adoptado de manera colectiva todas las decisiones del montaje, el primero al que se enfrentan de manera profesional.

Hablamos con Chávarri, con Silvia Agauded (Ayudante de Dirección y actriz) y con Antonio Barba (actor).

Jaime, ¿ya sólo das clase, no echas de menos el cine? Chávarri: Estoy retirado. Cuando trabajaba, ya me dedicaba a la enseñanza, y en las épocas en las que estaba rodando, echaba de menos las clases. A mí lo que me gusta es esto. Dirigirlos en esta experiencia lo considero parte de mi vocación de enseñar.

Como has adaptado tantas obras literarias al cine, das clase de Análisis de texto. Chávarri: Sí, me meto con textos de Lorca, Tennesse Williams, Shakespeare… Muchos de los alumnos no leen, así que no tengo grupos muy amplios. Eso sí, los que vienen, se enganchan y se mantienen.

¿Por qué la elección de La Ronda para esta experiencia? Chávarri: Darío Facal, dramaturgo y director de la escuela, me propuso dirigir a los alumnos en una obra, y la verdad es que me apeteció muchísimo, y la experiencia ha sido genial. Había dos textos para elegir, uno era este, La ronda, que propuso Darío, y otra opción era una obra escrita por una alumna que aún estaba en una fase muy embrionaria. La Ronda, además, al estructurarse en escenas, nos permitía ensayar de manera muy cómoda.

En su momento, la pieza fue un escándalo y se censuró. ¿Cómo sentará ahora, en estos tiempos de corrección política? Silvia: Creo que el tabú del sexo, e n ha caído mucho. Ya no está estigmatizado, se habla de él con más naturalidad. Y los de la obra son temas con los que aún nos podemos identificar, porque se habla del deseo sexual, un tema de lo más universal.

Se abordan las relaciones sexuales entre diferentes clases sociales. Chávarri: Fue lo que más molestó en su época. Había clases sociales que se consideraban químicamente puras, y no se aceptaba socialmente que tuvieran relaciones con personas de clases más bajas, aunque las tenían. La obra no tiene un carácter especialmente moralizante, lo cual a mí me parece propio de un teatro muy moderno para su época, es un teatro sin mensaje, que quiere establecer un diálogo con el público.

La obra también analiza la psique por medio del sexo. Chávarri: Es muy difícil de separar la psicología del sexo. La obra habla del cortejo, de conseguir unos objetivos.

e trata de una función sobre el cortejo, llevada desde la mecánica de los animales a los seres humanos. Cómo cada uno consigue sus objetivos a través de la utilización de sus puntos fuertes. Y un estudio de la psicología humana a través del sexo.

¿Cómo es, para unos actores tan jóvenes, enfrentarse a una obra con un componente tan erótico? Silvia: En realidad no es tan erótico. Hay obras más vanguardistas, por ejemplo las de Angélica Lidell, con una carga erótica mucho mayor y más explícita. Esta obra es muy sutil. Es, además, un tema excitante, está en todos: los jóvenes, los mayores… En el estreno nos dimos cuenta de que la obra empatiza con todo perfil de público.

¿Cómo es trabajar con Chávarri? Barba: Me lo he pasado bien y he aprendido muchísimo. Yo soy uno de los mayores del elenco y llevo diez años de profesión, y he sentido un cambio en mí, como actor, y en mi visión sobre la interpretación, gracias a él. He sentido un cambio en mí como actor tras cambiar con Jaime.

Chávarri: Eso te pasará con todos los directores con los que trabajes, te parecerá que te cambian. Pero el que tiene la capacidad de cambiarte eres tú. Vosotros habéis aportado muchísimo, e incluso llegó un momento en que me di cuenta de que podíais tomar decisiones de escenografía, y dos o tres de vosotros, perfectamente se podríais dedicaros a la dirección.

Silvia: Para mí, trabajar con una persona que ha dirigido a casi toda la profesión en España, y con tantos años de trayectoria, es un lujo. Noto que dirige a cada actor de manera diferente, para sacar lo mejor y singular que cada uno tiene. Todos hemos hecho de todo, pero él es un tremendo capitán.

Estar en un teatro como Luchana: Sí, y la sala es muy íntima, tiene una energía buenísima.

¿Qué dificultades encontráis como actores que empiezan? Barba: Creo que, hoy, vivir del teatro es muy difícil. Seguramente puedas malvivir, pero te tienes que privar de mucho. Sí es cierto que hay oportunidades para los actores, y no pasa esto si trabajas en televisión, porque es otro presupuesto.

¿A todos os interesa todo, teatro, televisión o cine, o preferís focalizaros en una de esas tres cosas? Barba: Yo creo que si te quieres dedicar a la interpretación, no te puedes poner limites ya de inicio. Son formas diferentes de expresar, de técnica. Pero forma parte de la misma esencia.

Tener la oportunidad de montar vuestra primera pieza en un teatro como Luchana, debe ayudaros a ganar en visibilidad. Silvia: La escuela ayuda, aunque hemos sacado adelante el proyecto en todos nosotros. Sí es muy bueno haber conseguido Luchana, sobre todo porque la sala es muy íntima y tiene una energía muy especial.

Teatros Luchana.

HORARIOS: 3, 4, 10, 11, 17 y 24/06 – 18:45
PRECIO: desde 12€

 

Jaime Chávarri vuelve al teatro con 'La Ronda'