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Isabel Muñoz. Magia en sus ojos

Hemos tenido el privilegio de contar en El Duende en dos ocasiones con sus bellas fotos para nuestras portadas. Nos acercamos, de nuevo, al estudio madrileño de Isabel Muñoz, que estos días expone en Madrid sus nuevos trabajos.

Más allá de los aspectos formales, en esencia, las fotos de Isabel Muñoz (Barcelona, 1951) tratan de reflejar la belleza del ser humano, para lo cual ella necesita algo imprescindible, la pasión y “la magia”: “Lo más importante es la emoción, tiene que emocionar. Te puede repugnar. Lo malo es cuando la ves como una imagen de un millón. Tiene que haber un sentimiento de amor/odio… Si te repugna, es que ha llamado tu atención”.

Vida y profesión caminan parejas y ella se inspira en todo lo que la rodea, pero “hay que mirar con esto, no sólo con los ojos”, comenta, señalándose el corazón.

Su reconocida “obsesión” por la fotografía comenzó cuando, con trece años, se compró con sus ahorros su primera Instamatic. Y es que lo lleva en los genes: “Es curioso, porque mi abuela murió en el 87 y entonces una persona me regaló un baulito y descubrí que tenía un tatarabuelo ruso que fotografiaba. Te estoy hablando de mediados del XIX y utilizaba las mismas técnicas que yo, y también le interesaba el ser humano, en sus fotografías siempre aparecían personas. Yo creo en la genética, y soy de familia muy creativa, lo que pasa es que la creatividad, que te sirve para vivir, se puede canalizar de muchas maneras”.

Esas “técnicas”, a las que se refiere, son el uso de la planotipia, mediante la que emulsiona el papel (de acuarela) con sales de platino. Y, en su caso, mejor si es en blanco y negro y en gran formato. Pero Isabel no es reacia del todo a los avances tecnológicos en su campo. Ella ha comentado en varias ocasiones que una obra no está terminada “hasta que no la compartes”. Precisamente las nuevas tecnologías lo facilitan, por lo que piensa que es “maravilloso que cualquiera pueda convertirse en fotógrafo; que lo será siempre y cuando lo haga con ilusión y con pasión […]. Al fin y al cabo, es la persona que observa la que hace la imagen, no el medio. Creo que no se va a perder la esencia, porque habrá gente que lo seguirá haciendo, igual que ocurre con los libros. Yo soy fetichista, y con los libros tengo una relación muy especial, pero también hay que aceptar la comodidad de poder irte de viaje y llevarte tu biblioteca, y estar en un aeropuerto y poder leer El País, o El Duende. Son ventajas. Me gusta aprovechar lo que te da la vida pero soy una romántica y creo que hay sitio para los dos. Además hay muchas formas de contar. Te pones delante de algo y todos los vamos a fotografiar de una manera diferente, pasado por el filtro de tu propia visión, porque todos somos diferentes. Aunque muchas veces cuando tienes acceso a la magia deja de ser magia”.

Actualmente expone en la madrileña Galería Fernández-Braso dentro del Festival PHotoEspaña, cuya edición dedicada al cuerpo parece hecha a su medida, aunque haya sido por casualidad: “Son mis tres últimos trabajos. Los eunucos de India, las ñatitas de Bolivia y máscaras preincaicas de la amazonía. El tema de los eunucos de India va unido a la espiritualidad, se trata de castraciones rituales en las que ofrecen su masculinidad. Las máscaras son una forma de hablar de nosotros, nacemos y morimos con máscara y vamos cambiando de máscara a lo largo de la vida. La máscara es un retrato de nuestros miedos, de lo que escondes o de lo que quieres mostrar. Las ñatitas, hablan de la vida y la muerte. Es una creencia que tienen en Bolivia de que el alma y la energía de las personas sigue en su cabeza cuando mueren. Adoran a esas calaveras, son como nuestras reliquias. Con este trabajo he descubierto un país maravilloso, que es Bolivia, que para mí era desconocido. Y fue un regalo, tenía que ir a una expo y me encontré con un país fascinante que ha preservado sus tradiciones. Yo me sentí muy acogida”.

A pesar de su prestigio uno puede pensar que todas las puertas se abren a su paso, pero la realidad es otra, cuando le preguntamos sobre alguna foto que se ha quedado en el tintero: “Hay temas en los que no he conseguido entrar porque a veces el ser mujer te ayuda, y otras no, por ejemplo el tema del sumo. Llevo desde el 92 queriendo hacer ese trabajo. También cuando estuve en Japón quise fotografiar a Kazuo Ohno, uno de los creadores de la danza Butoh, que todavía vivía aunque estaba muy mayor, y no pude. Esa es una foto que me habría gustado hacer”.

Y para despedirnos, le pedimos un piropo: “Me gusta El Duende porque desde el principio fuisteis muy valientes con el diseño. Ya solo el nombre es mágico. ¡Que sigáis siendo tan mágicos. Que sigáis creando duende y teniendo ese duende que tenéis! Es una maravilla poder celebrar 15 años y seguir en la brecha. No cambiéis. Y seguid publicando en papel, ¡eh! ¡Hay que seguir acariciando el papel!”. 

Isabel Muñoz. Eros y ritos. Galería Fernández-Braso (Villanueva, 30, Madrid). Hasta el 13 de julio.

Texto: Beatriz G. Corredera

Foto: Isabel Muñoz , S.t., Serie Mitologías, 2012

Isabel Muñoz. Magia en sus ojos