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Ciudades dulces. Apicultura urbana

Texto: Mónica Cuende

Los edificios de nuestras ciudades ya no solo están poblados por nuestros congéneres humanos. La apicultura urbana poco a poco va encontrando adeptos en las 'colmenas humanas' más concienciadas del mundo. J&B URBAN HONEY quiere ayudar a crear conciencia en España en torno a esta actividad atractiva y necesaria que no genera ningún impacto ambiental negativo y ayuda a mantener la biodiversidad.

Y es que, ¡sin abejas no hay vida! Albert Einsten ya lo advirtió: 'Cuando muera la última abeja, cuatro años después desaparecerá la especie humana'. La alarma de la extinción de este insecto saltó a principios del siglo XXI, cuando los apicultores americanos y europeos denunciaron que un tercio de las colmenas estaban quedando despobladas: la reina y los panales se quedaban sin abejas obreras, sin explicación alguna y sin rastro de sus cadáveres. 

Los científicos llamaron a este fenómeno 'Trastorno del colapso de las colmenas' y la explicación más aceptada hasta el momento es que estos insectos melíferos se verían afectados por la combinación de un virus y un hongo en el intestino que los debilita y desorienta, imposibilitando su regreso a la colmena. A este hecho se sumarían ciertos parásitos como la Varroa, la avispa asiática, el uso de pesticidas en la agricultura industrial, las señales Wi-Fi y de telefonía móvil.

Las abejas regresan a la ciudad

Ante tal hecho se iniciaron llamamientos a la investigación, inversión, protección, medicación, concienciación y recuperación de este pequeño e imprescindible insecto, encargado de polinizar cerca del 90% de la flora mundial que alimenta a una amplia cadena trófica, de la que el propio hombre forma parte, entre otros animales.

Lo que inició como una campaña de concienciación, en unos casos, y de desobediencia civil, en otros, se ha convertido en un movimiento ciudadano que demanda la recuperación del 'apis mellifera' en los cascos urbanos. Desde Londres a  Tokio o Nueva York, ciudadanos, científicos e instituciones han instalado panales de abejas en parques, escuelas, museos, teatros, hoteles y azoteas de particulares.

La apicultura urbana, además de ser una respuesta a la recuperación de la comunidad de abejas en la ciudad, se ha convertido en un valor añadido. Por ejemplo, en el Hotel Waldorf Astoria de Nueva York sirven a sus clientes miel cultivada en el propio edificio. También genera nuevas localizaciones turísticas como las colmenas de la Ópera Garnier de París, y se convierten en una acción de política ambiental, como sucede con los panales instalados en el Palacio de Backingham o en la Casa Blanca en Washington por sugerencia de Michelle Obama.

Londres, desde 1998, es pionera de la apicultura urbana. La Tate Gallery, Fortnum & Mason, Regent's o Heaton Park han instalado panales de abejas. Viena dispone de una veintena de apiarios ubicados en lugares como los palacios Schönbrunn y Belvedere, el parque de atracciones del Prater, el museo de Ciencias Naturales, la Catedral y la Ópera. Y Atlanta cuenta con colmenas ubicadas en el Clough Learning Commons o en el campus de Georgia Tech.

Abejas españolas

En nuestro país la normativa estatal sólo contempla la apicultura en zonas rurales, pero los municipios disponen de potestad para regular localmente el cultivo de abejas dando paso a esta positiva tendencia como es el caso de Córdoba, Culleredo (A Coruña) o Barcelona, en donde se han creado panales en La Torre dels Tres Dragons en el Parque de la Ciudadela, la granja escuela Casa Can Mestres o en el centro social ocupado Can Masdéu.

Mientras unos ven pegas por la posibilidad de picaduras, otros ven una iniciativa laboral. La apicultura urbana es una actividad sostenible y segura al 100%, esencial para el medio ambiente.

Ciudades dulces. Apicultura urbana