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Relatos Salvajes

Ya sólo el formato de cuentos cinematográficos nos invita a disfrutar de esta composición sobre la violencia, la venganza y la solidaridad con los que sufren la violencia o bien institucional. o bien sobre la violencia sorda y anónima de amplias capas de la sociedad.

Violencia contenida, violencia desatada, cubren todo el abanico sobre el imaginario de la violencia humana. Esa violencia nos muestra el proceso por el cual, los hombres, cuando las circunstancias se conjuran contra la razón, se desborda en una especie de destrucción hasta lograr una tabla rasa social a partir de la cual intentamos crear lo que para nosotros se convertiría en una sociedad perfecta.

En el fondo de toda utopía, late el deseo de destrucción personal y social con el que lograr tales metas inalcanzables. Llevamos gérmenes del pasado que se resisten a morir en el presente, a pesar del peso enorme con el que tratamos de enterrarlos bajo la capa de la cultura y la civilización. Estos extraordinarios relatos cinematográficos son un aldabón a nuestras conciencias bienpensantes, son un grito primigenio de atención para decirnos que para combatir la barbarie, la violencia visual nos sirve como válvula de escape para difuminar nuestra frustración.

También nos enseña que en la confrontación existe una frontera de retorno y no retorno y que la retroalimentación de la misma genera un proceso gradual de satisfacción emocional al que nos abandonamos sin remisión y del que sólo escapamos cuando observamos el resultado final fatídico al que hemos llegado. En ocasiones, ni podremos ver el resultado porque la muerte acecha a todos los contendientes.

En definitiva, nos viene a decir que o controlamos las fuerzas mediante nuestro joven córtex  o bien sucumbimos a las fuerzas telúricas de nuestros ancestrales sentimientos de odio y venganza.

Relatos salvajes