<
>

javier, gallego, carne, cruda, entrevista, cultura, agenda, madrid

Javier Gallego. Cordero con piel de lobo.

Por Andrea Casino

Javier Gallego (Madrid, 1975) se define a sí mismo como 'un pesimista esperanzado. Como el vizconde de Valmont en Las amistades peligrosas: no puedo evitarlo'. 'El Crudo'.. 

Escuchando 'Carne Cruda', en más de una ocasión, me pregunté: cómo están dejando a este tío decir estas cosas. Pues la verdad es que muchas veces los propios periodistas no decimos cosas porque pensamos que el jefe va a venir y nos va a decir algo. He visto más autocensura que censura. Aunque esta última la he visto de todos los colores, de izquierdas y de derechas. Por ese miedo a que te echen no lo dices. ¿Cómo es posible que haya ciertas cosas de las que no se puede hablar?

Nos parece rarísimo que un tío diga lo que piensa porque vivimos en una simulación en diferido de democracia. Si nos atrevemos, por lo menos tendremos esos momentos en los que pudimos decir lo que queríamos. ¿Que luego nos censuran? Pues encima nos podemos cagar en su madre y decir, ¡que sois unos censores! Decir lo que uno piensa es maravilloso, se queda uno a gustísimo.

¿Quién te motivó a adentrarte en la radio? 
Está 'feo' decirlo, pero me dio de mamar Luis del Olmo. Es una imagen que no creo que la gente deba reproducir en su cabeza. Desde muy pequeño me fascinaban las retransmisiones deportivas. Yo las imitaba, soy del Athelic y en mis narraciones siempre ganaba por goleada al Madrid y al Barça. Era mi sitio natural, donde yo debía estar.

¿Qué opinas de la situación de la radio pública?, ¿por qué crees que es importante? 
Es importante porque una sociedad tan carente de cultura como creo que es la nuestra, una sociedad donde no se ha premiado excesivamente la excelencia artística y creativa necesita poder tener al menos una radio que ofrezca contenidos de calidad. El único reducto que nos queda es el público. Donde el rendimiento no sea económico si no social. Donde podamos medir las cosas no por lo que cuestan si no por su valor.

¿Qué diferencias has notado en la radio pública desde tu marcha? Pues la verdad es que no he notado muchos cambios, creo que sigue habiendo muy buenos compañeros haciendo muy buenos programas musicales. Quizá hay una tendencia por parte del director a buscar una mayor comercialidad aunque creo que Radio 3 no lo necesita. Creo que lo único que ha desparecido eran los mensajes políticamente más incómodos para el poder. Para el gobierno de este momento. Me da pena que se reduzca la pluralidad informativa y no se permita hacer una radio subversiva y crítica con el poder que es lo que tiene que hacer una radio joven. Es evidente que ahí ha habido una censura. 

También colaboras en eldiario.es, ¿es que no te gusta nada cómo está la tele? 
Hombre, ahora con programas como Salvados se está demostrando que sí se puede hacer buena tele y buen periodismo en la tele. Yo no lo descarto si se me ofrece un contenido interesante pero toda mi experiencia en televisión ha tenido dos frustraciones. Primero, la idea se pervierte y al final no acaba siendo lo que pensabas. Y segundo, que es la causa de lo primero, la esclavitud con las audiencias es salvaje.

¿Crees que hay posibilidad de que cambie la televisión? 
Todos nos leemos más fácilmente una novelita que Crimen y castigo de Dostoievsky pero a lo mejor, si tú le das un poco de tiempo y le vas llevando hasta Dostoievsky, el espectador se leerá a Dostoievsky y lo flipará. Lo facilito y lo rápido funciona. Requiere menos esfuerzo, pero el esfuerzo y el gusto también se educan.

¿Será porque cuando aparece un producto distinto se le revisa con lupa? 
Es muy posible. Pero creo que este programa está consiguiendo cosas que hacía tiempo que no se veían en televisión. Están consiguiendo movilizar a gente, reabrir casos, han buscado a voces que no son las habituales, buscan temas de preocupación general. Eso hay que aplaudirlo.

¿Cuáles son tus mayores defectos?
Quizá que soy un poco adicto al trabajo y demasiado perfeccionista para mal. Yo tengo una especie de perenne insatisfacción pensando en pulir esto y aquello, que es una gilipollez. Yo mismo reconozco que soy bastante gilipollas. El perfeccionismo es nocivo. ¡Arriba el imperfeccionismo!

¿Y tus mayores logros profesionales? 
Hablar de logros no es muy modesto. Te diré que me siento orgulloso de haber tenido una idea, de haber creído en ella profundamente y de haberla llevado a cabo con dignidad, con compromiso, con tozudez.

¿Con qué periodista te ha hecho especial ilusión compartir micrófono?
Por ejemplo, cuando estuve haciendo De 9 a 9 y media, sustituir a Cansado me hizo muchísima ilusión pero que nos diera paso Carlos Llamas para mí era brutal. Yo me orinaba encima y luego empezaba el programa.

¿Crees que el buen periodismo está en vías de extinción?, si es así, ¿crees que es culpa de la generalizada necesidad de inmediatez?
Si, y de hecho hay medios que sólo se dedican a hacer titular y entradilla y no hay nada más. Hay un encogimiento de la información porque hay que estar constantemente dando el titular. La red no es tanto la culpable como la cultura capitalista. El reporterismo es muy caro.

No pierdes la esperanza.
Si perdemos la esperanza, ¿qué nos queda? Soy un pesimista esperanzado. Nos hemos dado cuenta de que este sistema hacía aguas por todas partes y ahora se está renovando. Concretamente el periodismo tenía costuras muy mal cosidas pero han empezado a cambiar las cosas. Me parece que vivimos un momento muy excitante en el que están pasando cosas. No nos las podemos perder, amigos.

¿Tanto bombardeo de noticias negativas nos está atontando? 
Cuando hay un bombardeo, que no ceja, de repetición de los mismos temas, de temas además desoladores, indignantes, lamentables y no conseguimos parar los disparos llega un momento que la gente necesita seguir con su vida y se anestesia un poco. Hay un 'efecto shock' que le llaman. Se explica muy bien en el libro de Naomi Klein La doctrina del shock y la técnica funciona perfectamente. Hay un paralelismo entre los años setenta y ochenta en Sudamérica y lo que no está pasando ahora. La única diferencia es que no hay tanques.

Se dice que el exceso de información genera desinformación, ¿crees que esta frase tiene todavía más sentido tras la aparición de las redes sociales? 
Hay un bombardeo a gran escala, pero también creo que la gente está empezando a discriminar y a saber qué es lo que le interesa y qué es lo que no. Es la parte positiva de la red, el criterio de la gente está aumentando.

En pleno siglo XXI, ¿qué cosas seguimos conservando de la Edad Media? 
Pues ahora mismo vivimos en un estado neofeudal. Lo han escrito en varios libros, Antonio Baños ha escrito sobre el llamado posfeudalismo. Estamos conservando unas ciertas maneras como de señores feudales que son los financieros y los políticos que son sus marionetas y nosotros somos unos meros peones donde ya solo nos falta que nos pidan el derecho de pernada.

¿Has pensado en presentarte a las elecciones y darle un poco de caña al país o eres tus acciones son más productivas en antena? 
No, yo soy periodista, no soy político. Creo que hay gente más preparada, gente que sabe más de economía, de justicia, de movimientos sociales, gente que tiene que estar ahí. La política desgasta y destruye. Creo que pasaría un mal rato. Me gusta más criticar.

¿Con qué personajes de la cultura te irías de cena?, ¿y con quién no? 
Me encantaría irme de cena con Nicanor Parra, sin duda alguna. Me gusta mucho lo que escribe, me parece un tío divertidísimo y genial y creo que tendría tantas cosas que contar… El otro día entrevistamos a Mario Muchnik y con él también me iría de cena, o con Juan Gelman, Juan Marsé… es que la mayoría de gente a la que admiro se ha ido muriendo, como Roberto Bolaño. Algún músico te diría con Jorge Pardo. Pero vamos, con gente mayor, que tenga cosas que contar. 

Con quién no…pues estoy pensando…te iba a decir con David Bisbal, pero igual con Bisbal sí me iba de cena que es un tío gracioso y simpático, que me cante el Bulería y me dé un par de vueltas. Pero mira, no me iría con Macaco. No me lo creo, no me creo su rollo este mestizo para las masas. Hay un discurso contradictorio. No conozco a Macaco, que seguro que es bellísima persona, pero no me iría con el porque me daría miedo que me cantase una canción.

Por cierto, ¿cuándo fue la primera vez que viste El Duende? 
Pues no recuerdo el momento concreto, pero sí recuerdo que se empezó a hablar de la revista, porque era la primera que recogía contenidos de la escena cultural madrileña. Creo que eso lo inventó El Duende. Si querías buscar plan tenías que echar mano de la Guía del Ocio, pero El Duende estaba muy bien porque además tenía entrevistas de cosas sobre las que normalmente no se hablaba, personajes que no eran tan conocidos, de diferentes ámbitos. Creo que es una revista muy necesaria. Tenéis un par conservando la revista en papel.

Javier Gallego. Crónica irreverente.