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Libros

El Rastro

de Andrés Trapiello

Por Paloma Fidalgo. Foto © Rafael Trapiello.

Cada domingo, desde hace cuarenta años, Andrés Trapiello madruga para llegar de los primeros cuando empieza a cobrar vida El Rastro. Vaga entre lo viejo y lo bizarro, compra -siempre previo regateo- y caza historias de la gente y sus rituales. Ahora, gracias a sus dotes omnívoras para la escritura, recoge en un libro que ya es imprescindible dos historias, la común y la suya personal, sobre estas arterias tan castizas de Madrid.

¿Es un libro el mejor regalo que se le puede hacer a usted? Desde luego, si viene con opción de devolución o cambio. Los que tenemos el hábito de la lectura acabamos siendo bastante especiales. 

¿Cómo elegir un título infalible que regalar? No es difícil: el que querríamos que nos hubieran regalado a nosotros. Si acertamos, bien; y si no, nos obliga a pensar y a defender nuestro gusto, un buen ejercicio.

¿Tapa dura o blanda? Un libro bueno en tapa blanda es mejor que otro malo en tapa dura.

¿Dedicado o sin dedicar? La dedicatoria de alguien al que admiramos es en cierto modo un pequeño homenaje a su autor, como una reliquia.

¿Cuál sería el mayor tesoro que le gustaría encontrar en el Rastro? Sería bonito encontrar Las semanas del jardín, la obra perdida de Cervantes. 

Pío Baroja, Gómez de la Serna y ahora usted. ¿Hablar del Rastro es ya un género literario? No hablaría de género literario. Apenas hay uno o dos libros monográficos sobre él, y eso porque no es sencillo encontrarle un sistema y un orden a lo que no lo tiene. Pero sí hay algo en él fascinante para todo el mundo, escritores y artistas, desde luego, pero sobre todo gente común. Y la razón es, tal vez por lo que tiene de milagroso, ver cómo surge de esas piltrafas el ave fénix. Cada domingo se producen allí unas cuantas resurrecciones. 

Su libro aborda el gran enigma de El Rastro: ¿por qué buscamos sólo aquello que ya hemos encontrado? Porque sólo vemos lo que nos mira. Y sólo reconocemos lo que ya habíamos visto, generalmente en nuestro interior. Es el deseo el lazarillo que nos conduce a ello.

¿Cada vez hay menos papel (libros, revistas) en el Rastro? No, papel hay igual. Y más habrá, porque se edita más que nunca. Claro que peor. Pero de eso no tiene la culpa el Rastro ni hay que dramatizar tampoco mucho. Si yo fuese un joven y encontrara en el Rastro el diccionario de filosofía de Savater o un libro de poemas de Sánchez Rosillo, me llevaría la misma alegría que me llevé encontrando hace cuarenta años una primera edición de Ortega o de Cernuda.

¿Es muy diferente buscar libros viejos en internet y en la calle? Una diferencia abismal. En internet eres tú quien ha de buscar. En el Rastro las cosas te encuentran. En internet no hay apenas contexto ni vida. En el Rastro la vida y el contexto lo son todo.

¿Acabará el libro electrónico con el fetichismo del bibliófilo? El libro electrónico es un tongo como muchos. No hace falta ser bibliófilo para detestarlo. Yo no soy bibliófilo, esa especie que soba los libros y los huele como los fetichistas. Los libros están para leerlos. Libro que no has de leer déjalo correr. Aunque los libros son, decía Unamuno, una tragedia, algo necesario mientras no encontremos el modo de vivir sin ellos... porque ya no los necesitamos.   

El Rastro. Historia, teoría y práctica · Ed. Destino · PVP 23,65 €.

Libros: El Rastro de Andrés Trapiello