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Zadie Smith publica Londres NW

Cuando en 2001 Zadie Smith publicó su primera novela, Dientes blancos, fue presentada como la voz más relevante de su generación así como la perfecta narradora de una nueva Gran Bretaña, aquella que representaron los primeros años de Blair, llenos de optimismo. Los choques culturales de su primera novela no eran del todo conflictivos, había algo idílico, casi irreal; había colorido, narraciones atractivas y divertidas, un buen pulso y una gran capacidad fabuladora para crear valiosas imágenes que transmitían a la perfección, o al menos eso parecía, no tanto una realidad social vertida en literatura sino más bien ese estado de ánimo social de aquel momento. Smith parecía tomar el relevo de autores como Rushdie o Kureishi, quienes en los ochenta, y en una atmósfera más conservadora, se acercaron a los choques culturales y sociales desde una perspectiva mucho más cruda. Pronto fue considerada en su país casi como icono de esa nueva sociedad que, en el fondo, escondía bastante más quiebras que aquellas que Smith relataba en Dientes blancos. En cierto modo, su siguiente obra, El cazador de autógrafos, venía a ser una suerte de alejamiento de esos planteamientos narrativos. No era lo que se esperaba de ella y la novela fue un auténtico fracaso.  Habían pasado dos años desde su debut y Smith decidió tomar distancia y se marchó a Estados Unidos a impartir clases (donde sigue hoy en día) y de esa experiencia surgió Sobre la belleza, en 2006, un cierto ataque al posmodernismo más vacuo que, en gran medida, ella abrazó en determinados aspectos en su primera obra.

Más de seis años ha tardado en publicar de nuevo una novela, NW, la cual se entiende bastante mejor si se tiene en cuenta todo lo anterior. Smith ha regresado a la zona londinense de Willesden, en el noroeste de la ciudad, lugar en el que se crió y el cual parece conocer bien para escribir una novela que se presenta de alguna manera como una continuación de Dientes blancos. NW comparte con esta el deseo de lanzar una mirada poliédrica a una determinada parte de la sociedad londinense mediante la historia de cuatro personajes de la misma procedencia social  pero cuyas vidas han transcurrido por diferentes caminos. A partir de ellos Smith construye una novela en varias partes, de manera fragmentaria pero interconectada, intercalando diferentes estilos y formas narrativas en busca de conseguir una mirada cacofónica que, si bien menor que en Dientes blancos, arroje una mirada sobre una zona de Londres muy peculiar en su construcción social. NW parece una historia de amistad, casi íntima, pero en la narración de las relaciones de estos personajes la escritora desarrolla el contexto social y urbano.

A diferencia de Capital, de John Lanchester, obra ambiciosa en la radiografía de una ciudad inabarcable en la que cada historia es parte de un conjunto, en NW Smith ha preferido centrarse en esos personajes y en sus situaciones vitales para, a partir de ellos, crear una idea más general, ante todo, sobre una generación, la de la escritora. No se puede, o no solo, ver su nueva novela como un retrato de un barrio y sus gentes, porque en realidad, no tan solo eso. Es más el retrato de unos personajes particulares que representan para Smith, se hace evidente la cercanía que siente con respecto a ellos, un estado anímico, quizá una decepción. No obstante, no es NW una novela derrotista, ni pesimista, pero sí una mirada hacia el lugar de dónde venían esos personajes y en dónde se han quedado. ¿Y de dónde venían? De la misma euforia que Smith intentó transmitir en Dientes blancos. De alguna manera, hay cierto ajuste de cuentas por su parte, consigo misma y con su generación. Pero no lo hace de manera abrupta ni desde la discursividad, sino desde la narración, la cual avanza con rapidez aunque con altibajos, con momentos ciertamente conseguido frente a otros más de relleno. En las páginas de NW hay un claro cuestionamiento de muchas cosas, y lo mejor es que en momento alguno intenta dar soluciones al respecto. Se centra en unas vidas que representan algo más que su cotidianidad, aunque no son más que eso, vidas particulares en un contexto caótico y complejo como la propia estructura de la novela, la cual se alza como la perfecta elección formal para transmitir esa situación.

Quien pretenda encontrar a la Smith de Dientes blancos se sorprenderá, porque la escritora ha cambiado. Y mucho. Ella misma ha declarado que se trata de su primera obra de madurez, y es evidente. Lejos queda la inocencia que transmitía en su primera novela a la hora de hablar de la convivencia cultural en Londres, cuando pasados los años la realidad se ha mostrado de manera muy diferente. Ahora, la escritora ha decidido matizar más las situaciones, acercarse con más calma y desarrollando una mayor observación. Ha ganado en incisión y en profundidad, aunque en el fondo la novela acabe decepcionando en algunos elementos a pesar de mostrar una capacidad narrativa muy elaborada en la que podemos pasar de pasajes poéticos a otros abstractos sin que apenas se perciba o asistiendo a conversaciones intelectuales a la par que a otras callejeras sintiendo un gran realismo en los diálogos o, por fin, en una gran capacidad por parte de Smith por aunar la realidad social con la realidad personal e interconectarlas.

Londres NW. Ed. Salamandra.

TEXTO: Israel Paredes Badía.

 

 

Zadie Smith publica Londres NW, sobre los barrios mestizos de Londres