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  • Nuevo fondo de armario
  • Por María Segade

Muchos de nosotros soñamos con tener el vestidor de Carrie Bradshaw (La protagonista de la famosa serie "Sexo en Nueva York"). No solo por sus prendas, sino también por su capacidad. Según la Asociación Ibérica de Reciclaje Textil cada español consume de 10 a 14 kilos de ropa al año. Sin embargo, según la regla del 80-20, el 80% del tiempo usamos solo el 20% de nuestro armario.

La “prontomoda”, la venta online y el low cost han revolucionado el vestidor desde el de nuestros abuelos. Lejos de recuperar la “ropa de los domingos”, estos tres expertos en moda prevén grandes cambios en el siglo XXI.

Helena Gil - Perinola

El mismo vestido de Perinola se puede poner de cinco formas diferentes. Así transmite Helena Gil, su fundadora, que la vida es juego. “La ropa es superficial, pero es tu carta de presentación. Debe auparte”, explica. Como viajera incansable, Helena confecciona piezas pensadas para ir en la maleta: son ligeras, no se arrugan y ponibles 24 horas. Sus modelos son de talla ajustable. Así cada mujer puede potenciar su parte del cuerpo favorita o disimular, por ejemplo, una bomba de insulina, como hizo una de sus ‘perilovers’.

Esta diseñadora estudiante de filosofía asegura que “estamos entrando en un cambio de ra. Respecto al armario, en el 2020 nos estamos concienciando de que no se puede consumir sin fin. En el 2021 nos quedaremos con lo esencial”. Añade: “Si apuestas por firmas responsables como Perinola, que produce local y éticamente, lanzas un mensaje positivo al mundo”. 

Helena no descarta que Perinola entre en La Más Mona o Rent The Trend, plataformas de alquiler de ropa. “El cliente disfruta de más looks sin abarrotar el clóset. Hoy le damos valor al espacio. Los objetos nos quitan energía”, concluye.

Clara Bilbao - Un burro de cine

Clara Bilbao ha ganado el Goya al Mejor Diseño de Vestuario por La sombra de la ley, Nadie quiere la noche y Blackthorn. Sin embargo, dice ser un desastre para la moda. “Nunca voy a la moda ni me fijo en las tendencias. Cuando me llega un personaje fashion me pongo al día, pero para mí es como investigar sobre el siglo XVI”, afirma Clara. Ella se define como una narradora visual, cuyo instrumento es el vestuario. Su trabajo se aleja mucho del de un estilista.

Aunque no vaya a la última, vive entre ropa. En la empresa de vestuario Un burro de cine alquila toneladas de prendas recicladas, de herencias, regaladas y especialmente hecha a medida. Porque a Clara le aburre la moda. “Prefiero confeccionar. La ropa de showroom se repite en pantalla”. En sus 25 años de profesión ha visto un cambio sustancial en su trabajo. “Antes había tiendas diferentes con cosas diferentes. La globalización ha destruido la variedad de estilos. Me alegra estar al margen porque mis personajes se separan de la calle. Son ellos”, explica.

Clara adora la ropa vintage. Se imagina lo que contarían sus abrigos retro si pudieran hablar. Alguno confesaría las anécdotas de sus próximos proyectos. Estrenará pronto la serie de Mateo Gil, Los favoritos de Midas y prepara con Amenábar un trabajo aún sin título.

Quique Vidal - Becomely

Si la generación Z se caracteriza por una atención efímera, Quique Vidal es la oveja negra. Este valenciano ha creado Becomely, una firma fresca de moda atemporal. Quique asegura que “para que una prenda no aburra no tiene que ser superloca. Solo especial y hecha con cariño. Este invierno lanzaremos vestidos con mangas removibles”, adelanta, a modo de ejemplo. 

Becomely abandera muchos valores. Busca la sostenibilidad con impresiones 3D y materiales vegetales. Acerca el genderfluid a las perchas patrias y apoya proyectos sociales. La Asociación para la Prevención, Reinserción y Atención a la Mujer Prostituida confecciona sus desfiles en la pasarela Samsung Ego.

“Como joven que provoca un impacto en el planeta, intento no abusar de marcas de las que no conozca su trazabilidad. No consumo fast fashion. Tengo mi truco para combinar diez prendas básicas, un poco Marie Kondo”, explica. A nuestro lector/a, el diseñador lo viste esta primavera con sus camisas unisex, hechas de tafetán con rollos de telas aprovechados. “Así no generamos nuevo producto”, comenta orgulloso. 

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