<
>

Maqueta del proyecto. ©Rpbw, Renzo Piano Building Workshop.

Antiguedad Contemporánea

El prolífico arquitecto Renzo Piano (Génova, 1937) proyecta la integración de las ruinas barrocas del Palacio de la Ópera de La Valeta (Malta) en un teatro al aire libre. A partir de él repasamos la historia de la arquitectura escénica y descubrimos la relación de dependencia creativa entre la antigüedad y el vanguardismo.

La cuarta pared era la primera en la tragedia griega. Sólo la naturaleza limitaba el espacio escénico dispuesto para coreografías y plegarias programadas en el siglo VI a.C. Insuficiente logística para homenajear a Dionisio. Los arquitectos helénicos reflexionaron sobre las alternativas del cosmos. Las opciones espaciales para que las danzas alcanzasen a los espectadores de la cuarta fila y las melodías perforasen los tímpanos del público. Sin apenas infraestructura y con solemnes dosis de inteligencia proyectaron espacios escénicos en las laderas de las colinas. Y ese fue el boceto de la cuadratura del círculo: seductoras atmósferas de acústica imponente y pendientes imposibles con visibilidad exquisita fueron testigos de las grandes tragedias de Esquilo, Sófocles o Eurípides. La sucesión de civilizaciones perfeccionaron el arte. Roma sustituyó los cerros por enormes estructuras de amplias arcadas. Colosales telones y decorados excesivos. El teatro medieval introdujo los escenarios simultáneos. Una fórmula utilizada por arquitectos contemporáneos de la talla de Frank Lloyd Wright. El artista estadounidense construyó en 1959 el Dallas Theatre Center con múltiples espacios escénicos laterales. El Renacimiento italiano revolucionó el talento. La perspectiva redescubrió el teatro y edificios 100% diseñados para el arte dramático divinizaron la ciencia de la representación. La Francia Barroca introdujo la magia. Los dragones, las mazmorras, las cavernas y los cielos estrellados transportaron los sueños al espectáculo... Hasta que se hizo la luz (de gas). El descubrimiento de la iluminación fue una tragicomedia. Engrandeció las representaciones pero más de 400 teatros ardieron antes de que el alumbrado evolucionase hasta desarrollar medios más seguros. Y el siglo XX repitió subgénero dramático: la electricidad y la introducción de la maquinaria en la escenografía transformaron el concepto de teatro. Pero las dos guerras mundiales que asolaron Europa aniquilaron una parte importantísima del patrimonio histórico y artístico. El tiempo y las ansias de libertad restauraron conciencias y edificios. La reconstrucción arquitectónica de las ciudades destrozó los últimos vestigios de la catástrofes. Y sólo la sensibilidad protegió legendarias ruinas sobre soberbias obras de arte. Ocurrió en la península maltesa de La Valeta. La aviación alemana bombardeó el Teatro de la Ópera en la Segunda Guerra Mundial y las colosales ruinas trascendieron al tiempo y se convirtieron en patrimonio maltés y universal. La ciudadela de la Valleta fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1980. Treinta años más tarde y decenas de polémicas después, el Gobierno maltés ha aprobado el proyecto de reordenación de este conjunto monumental amurallado. El arquitecto es el premio Pritzker Renzo Piano. Y la reforma, el City Gate Project. Las actuaciones programadas son tres: La recuperación de la antigua puerta de entrada a la ciudad. La construcción de un nuevo Parlamento y la integración de las ruinas de la Ópera en un imponente teatro al aire libre.

Renzo Piano es un explorador de contextos históricos. Un taxidermista de la arquitectura. Y un neurótico de la honestidad: "La arquitectura debe ser testigo de la sociedad. Es necesario que se comprometa con la realidad. Con las cuestiones sociológicas y antropológicas de un tiempo y un lugar". Su lealtad y sensibilidad a la reinterpretación de lugares simbólicos ha sido determinante para convertirlo en guía espiritual y ejecutor de la obra. Y el proyecto desprende alto voltaje de barroquismo y vanguardia: las ruinas del teatro de la Ópera serán integradas en un espacio escénico inteligente a techo descubierto. La solución arquitectónica pretender realzar los restos del teatro diseñado en el siglo XIX por el arquitecto inglés Middleton Barry. Y promover minimalismo contemporáneo. Eficaz, modesto y austero. Paredes translúcidas abatibles y equipos móviles de luz y sonido serán la base efímera de una infraestructura escénica que desaparecerá al finalizar la temporada de representaciones. Y el espacio se convertirá en una sutil explanada abrazada por jardines. Similar al espacio escénico de la época helénica...

Texto: Rebeca Queimaliños. Imágenes: Maqueta del proyecto. ©Rpbw, Renzo Piano Building Workshop.

Antiguedad Contemporánea