<
>

  Imagen del libro “Eclipse en Malasaña: una zarzuela negra”

Jack Mircala

Zarzuela (gótica) ilustrada

En este caso el seudónimo no es una máscara. Bajo Jack Mircala, el autor se añade al elenco artístico. Publicó libros con títulos tan sugerentes como "Ciudad monstrualia" (Ajonjolí, 2001), "Gamusoides mircalianos" (Ajonjolí, 2004) o los tres títulos que con la Editorial Sinsentido le han terminado de confirmar, no solo como un gran ilustrador, sino mas bien como un creador de escenas, espacios, vidas ficticias y emociones reales.

Se te aprecia por haber rescatado las manualidades como técnica de ilustración, pero yo creo que estás más inspirado por la concepción espacial de la arquitectura y el interiorismo. O por los figurines teatrales y las maquetas escenográficas... Y no vas desencaminado; mi formación como interiorista fue fundamental; pasé varios años diseñando espacios expositivos, arquitectura efímera. En realidad no ilustro, creo escenarios. Suelen ser decorados muy detallados que condicionan, por encima de los personajes, el discurso plástico y emocional.

Zarzuela Negra (Sins Entido, 2010), destaca en su querencia por un lenguaje rico y descriptivo. Entiendo que debe existir una sintonía, una concordancia lingüística, entre la imagen y la narración, pero la intención no es que compitan, sino que se complementen. Empleo las herramientas de cada disciplina intentando no caer en la redundancia. Imagen y texto tejen una filigrana que puede resultar algo barroca y que pretende emocionar por "KO" técnico.

Insisto, lo tuyo es realmente la puesta en escena de un texto lírico. Más que un ilustrador pareces un dramaturgo de imágenes congeladas. Es cierto. En Eclipse en Malasaña cada imagen, con su texto, componen un fragmento independiente del conjunto, una isla con su propia belleza poética y estética. Es la postal de un momento. La apariencia de imagen congelada me seduce, es como seleccionar el fotograma preciso, el instante perfecto, como ese juego aristocrático que nos cuenta Goethe y que consiste en representar cuadros famosos empleando atrezzo doméstico y disfraces, emulando el lienzo en una pose estática.

Y como buena zarzuela, esta es una obra coral, repleta de personajes. De aquí y allá, de antes, ahora y después. Me hacen mucha gracia personajes municipales como Don Bolardo, los discos de Depeche Mode que escuchan los amantes protagonistas o la Madritzmoviden. Todo es un aquelarre, una invocación de fantasmas personales. Es una obra autobiográfica contada desde la ensoñación y el delirio, por ello el soporte es la Zarzuela (representación pintoresca, actos sublimes o tumultuosos). Ideé una movida madrileña protagonizada por artistas a los que admiro, con un tinte germanófilo y europeísta. Depeche Mode es el único estupefaciente que corre por mi sangre, es el elixir de mi eterna juventud. Me gusta que los libros suenen, como el cine mudo acompañado por un piano.

Siniestro, el protagonista, investiga a Le Splendeur Grotesque. ¿Una compañía de circo a lo Tod Browning dentro de una zarzuela castiza? En la vida, como en Freaks, los verdaderos monstruos no tienen deformidades externas que los delaten. Este circo de fenómenos es un homenaje a José Luis Rebordinos y su Festival de Cine Fantástico en San Sebastián, un lugar donde acogieron mi anomalía artística con naturalidad y afecto. Para mí, acudir a este festival, exponer en él, contar con la amistad de sus integrantes, representa entrar en un mundo en el que Mircala cobra verdadero sentido y actúa espontáneamente entre semejantes.

Siniestro y Eclipse se aman de forma teatral, histriónica y pudorosa, a la manera de actores sobre un escenario o como los actores del cine mudo. Su pasión es un cliché, una foto de cartelera en un cine de la Gran Vía en los 60, literatura romántica juvenil. La madurez de Siniestro, la muerte de su indolencia, llega al descubrir que tras la sombra llamada Eclipse se oculta Percepción Milagrosa, una belleza defectuosa que sí es de carne; con ella llega el dolor en mayúsculas: la vida; y ahí concluye la opereta.

En definitiva, has escogido el maquetismo (la escena) para enfrentarlo a la fotografía (tu cuarta pared) Sí, la fotografía es la inevitable cuarta pared. Todo trabajo artístico tiene dos aspectos: su materialización, y el modo en que se exhibe; siempre existe una pérdida de sensaciones en la transmisión de emisor a receptor. Durante los días en que estoy construyendo una maqueta llego a tener una percepción muy real de estar dentro de ella. Un día lloré al ver frente a mí, de pie, a Poe escapando de la muerte; otro día me detuve en mitad de una acción inconsciente: pretendía pinchar un "vinilo" de papel en un gramófono de cartulina y que sonara; llevaba tres semanas viviendo ocho horas diarias en el ático de Siniestro. Desearía que el lector pudiera experimentar esta sensación interdimensional.

Texto: Christian Osuna.

 El libro Eclipse en Malasaña: una zarzuela negra está editado por Ed. Sins Entido.

Jack Mircala, zarzuela (gótica) ilustrada