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obra de Miren Doiz

Miren Doiz

Pintar el aire

La obra pictórica de Miren Doiz (Pamplona, 1980) recorre las tres dimensiones del espacio provocando que se funda con el propio espacio expositivo que la contiene.

Durante seis meses, desde marzo hasta agosto, la Sala de Arte Joven de la Comunidad de Madrid se convierte en la "Sala de Arte Empático" merced al proyecto de Emma Brasó, que resultó ganador del concurso de jóvenes comisarios que por tercer año organiza la CAM. Dicho proyecto se vertebra en tres exposiciones que giran en torno a esa capacidad de percibir los sentimientos y sufrimientos de los demás, de ponernos en la piel del otro. En la primera de ellas, "Un entorno empático para el artista" presentan sus obras siete jóvenes creadoras:  Pilar Álvarez, Elena Bouza, Antía Moure, Sole Parody, Alejandra Valero y Miren Doiz. Precisamente la de esta última tiene mucho que ver con la temática de nuestra edición, pues su "pintura habitada" escapa de la bidimensionalidad de la pared, fundiéndose en una sola entidad obra y espacio expositivo.

Doiz comenzó interviniendo pictóricamente los utensilios de su vida cotidiana, empezando por los propios pinceles y demás utensilios de pintura. Después fue su estudio y el espacio que habitaba, y más tarde otros espacios que, salvo alguna excepción, como cuando pintó un autobús propiedad de un amigo, son interiores.

El encargo empático de Emma Brasó le permitió trasladar durante una semana su taller a la sala de exposiciones, el mismo que  ha querido plasmar en el suelo y las paredes de la misma. El resultado es una suerte de escenografía del propio hábitat de la pintora.

En el difícil trayecto profesional de la creación artística esta pamplonesa residente en Madrid va dejando poco a poco su rastro de pintura pero, como ella reconoce, "es una cuestión que depende mucho de los otros. Al terminar los estudios te planteas hacer un trabajo personal y ves si va dando sus frutos: que te den premios y que se fijen en ti". Afortunadamente para ella es algo que le está sucediendo y opina, restándose méritos, que ha tenido la suerte de estar "varias veces en el lugar adecuado con la obra adecuada".

Su trabajo parte en gran medida, de la parte instintiva e irracional del proceso creativo: "tiene mucho que ver con mi forma de ser", comenta, "va del caos al orden". Lo que no pretende es una obra puramente estética, sino que interviene  el espacio para que cobre "un nuevo interés y que sorprenda". Otro aspecto esencial de su pintura expandida es su temporalidad e inmediatez: cuando termine esta exposición su obra será sepultada bajo aséptica pintura blanca. Y aunque documente fotográficamente su trabajo reconoce que no es sentimental al respecto: "me gusta ver el efecto del tiempo, no me importa que el espacio cambie o pinten encima. No pretendo obras inmutables."

En ellas suele integrar, además, otros elementos físicos que, bien puede encontrar en un contenedor de obras en la puerta de su casa. Precisamente las reformas que ha estado sufriendo durante cerca de un año en su finca le han creado la necesidad de sacar algo en limpio de esa tortura cotidiana. Otro proyecto en marcha tiene que ver con los (poco empáticos) medios de comunicación, será una reflexión sobre la imposibilidad de que el artista controle su imagen y la de su trayectoria, en ellos.

Texto: Javier Agustí

Un entorno empático para el artista. Sala de Arte Joven. C/ Avenida de América, 13. Hasta el 28 de abril.

Miren Doiz. Pintar el aire