Soñar una realidad a medida Por Israel Paredes Para quien el cine de Wes Anderson es simplemente forma y superficie y nunca haya sido capaz de ver lo que hay en su interior, una película como La chica dormida, de Rosemary Myers, que puede recordar en su aspecto al cine de aquel, es posible que no contenga interés más allá de su estética. Esta recupera la de finales de los setenta desde lo hiperbólico, casi caricaturesco, incluida la pantalla cuadrada. Para quien, por el contrario, mire más allá en las imágenes, encontrará un relato coming age tan desolador como alegre, sobre una joven que, al final, deberá recrear un mundo imaginario para luchar contra sus miedos. La chica dormida. Dir: Rosemary Meyers. |
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