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Jerónimo Álvarez
Y la luz se hizo
 
Por Paloma F. Fidalgo. Foto: Pablo Álvarez Berdún
 
Insolente, sofisticado, soñador… El que pasa por la lente de Jerónimo Álvarez (Madrid, 1973) descubre un lado distinto de sí mismo. Hoy, este fotógrafo es uno de los retratistas españoles más destacables. Entre sus planes para este año, están las fotos y el videoclip del nuevo álbum de la música Lekuona, su pareja creativa en trabajos de realización. Es el autor de las fotos de los creadores que protagonizan este Calendario de la Cultura
 
Empezaste a hacer fotos vinculándote a la música. Una de mis primeras oportunidades la tuve estando en la carrera (estudié Imagen y Sonido en la Complutense), gracias a que mi hermano, Javier Álvarez, sacó su primer disco y le pidió a la compañía que yo le hiciera las fotos. Ese disco fue un boom, y para mí se produjo un efecto 'bola de nieve': comencé a recibir encargos de productoras y discográficas, y muy pronto pude vivir de la fotografía. Aunque, en paralelo, también me movía en revistas independientes (Vanidad, Neo2, Ajoblanco…) junto con amigos periodistas, como Mario Vaquerizo, enviando propuestas. Más tarde, haría también foto publicitaria.
 
En el libro Pop&Rock recopilas retratos de músicos de tus quince primeros años de carrera. Todo un resumen de una época de la música española. Sí, es lo bueno que tiene la fotografía. Te gusten más o menos las imágenes, porque en eso mandan mucho los gustos, lo cierto es que son huellas. Ese libro me recuerda los momentos que viví con los artistas de la última época de bonanza en la industria musical española, que, aunque no era tan grande como en el mundo anglosajón, aún financiaba a los artistas medianos y pequeños. Ahora se han de buscar la vida, y solo los grandísimos, los que rinden mucho, cuentan con el apoyo de las compañías. 
 
¿Qué tiene que transmitir un retrato? Creo que tiene que ser expresivo y te tiene que tocar. Vivimos en la época de la hipercomunicación y, al menos, creo que una imagen debe conseguir que te pares un rato a verla porque pasa algo en ella. No es cuestión de que te guste o no: puede generarte emoción, rechazo… Y después de esa primera capa, si puedes entrever que se cuenta una historia o interpretación con pasión, a lo que posiblemente te ayudará conocer más trabajos y el estilo del fotógrafo, para mí consigues lo más importante. 
 
Estamos en la era de la imagen, pero, ¿sabemos leer imágenes? De nuevo, es una cuestión de capas. Yo, como creador, pretendo depositar muchas más capas que la de hacer algo bonito. A mí me parece bien limitarse a mirar una foto para ver si te gusta o no sin pensar si tiene más sentidos, pero me da pena la compulsión, el consumo rápido sin detenerse a pensar que una foto puede ser fea o desestabilizadora pero tener mucho contenido. Y lo malo es que nos estamos formando en una cultura muy superficial. 
 
¿Qué retrato te gustaría hacer? Me encantaría haber retratado a Marilyn Monroe. Me fascina, contenía cosas que me atraen: una belleza brutal combinada con tragedia. El gran Avedon supo verlo.
 
¿Posproducción? En mis primeros años disparaba analógico, e hice la conversión a lo digital sin problema. Pero lo digital requiere una fase de posproducción mayor, que no es lo que el gran público conoce como 'retoque'. Antes, ese proceso te lo daba la película que elegías, el revelado… Ahora, hay que trabajarlo en posproducción.
 
¿Papel o pantalla? Papel. La impresión de tus copias le da otro contenido a la imagen, la lleva a un lugar más tranquilo, y además está el olor, la textura… Tiene algo de mágico. La foto digital está bien, pero la ves retroiluminada.     
 

Jerónimo Álvarez. El fotógrafo del Calendario de la Cultura