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NÚM. 178: EL LIBRO DE LA COCTELERÍA

Sergi Arola, On the Rock

Por Paloma F. Fidalgo

Tras dos años de ausencia en Madrid, el pasado noviembre Sergi Arola volvió a agitar la capital abriendo V Club feat Arola. Un espacio culinario con paladar rockero integrado en el Bingo Las Vegas de Madrid, donde disfrutar de espectáculos en directo, de estilo vodevil y circense, maridados con una carta gamberra e informal. 

Y en la barra y la terraza, cócteles clásicos, sin alcohol o de nueva creación como Remember Las Vegas [ginebra, frutas cítricas, licor de mandarina, miel y clara de huevo], que se sirven hasta las cuatro de la mañana. 

V Club feat Arola. El nombre remite a la música. He querido echar la vista atrás y ver lo que ha representado la música en mi vida. Además, cuando lo vi por primera vez, el espacio me recordó a un local de ensayo.

¿Qué ha puesto en la mesa? La intención es trabajar la cocina pica pica, más informal y canalla, que venimos siguiendo en los últimos años, en un entorno que creo que es ideal, y lo será más. Por ahora es club, discoteca y terraza, y más adelante, será también piscina y crecerá en varios sentidos. Es un proyecto mucho más grande de lo que parece.

¿Estamos tendiendo a una gastronomía más experiencial, añadiéndole sensaciones más allá del plato? Yo creo que sí, y en este caso, sobre todo con la terraza, nos iremos a un concepto próximo al chill out. Yo no soy muy amigo de las terrazas abiertas a la calle, me gustan mucho las terrazas privadas, y esta va a ser la caña porque no puede serlo más.

Se ha ido con la música a otra parte, a Ciudad Lineal, saliendo del centro. El meollo del centro se ha convertido en la inaccesibilidad del centro. Llevo bastante tiempo intentando pasar lo mínimo por esa zona, y desde luego nunca en plan lúdico. Me apetecía abrir algo en Madrid que no estuviera en la raspa de la Castellana, que es lo tradicional.

¿Qué importancia le da al maridaje al componer su carta? En un espacio gastronómico le doy mucha importancia. Pero aquí, todavía más, porque tiene una vertiente más lúdica y musical. Para mí, los cócteles tienen que ver con la gastronomía, pero sobre todo se vinculan a la música y el placer, a una actitud hedonista y relajada.

¿El boom de los chefs ha sido extensible también a los cocteleros? A diferencia de la gastronomía, que se relaciona con un aspecto cotidiano que repites tres veces al día, la coctelería tiene otros momentos. Es mucho más difícil que gane tanta presencia. Sin embargo, creo que sí vamos bien en reconocimiento.

En la carta del Club V feat Arola están muchos de los iconos de su cocina, como las patatas bravas. ¿Con qué cóctel de los que encontramos en la carta las podríamos maridar? Seguramente lo que mejor les vaya sea la cerveza, pero puestos a buscar un cóctel, me imagino que sería uno seco, como un Dirty Martini [vodka, vermouth y aceitunas en salmuera].

¿Cuál es su cóctel favorito? El Dirty Martini, precisamente. Me encanta porque me gusta el vodka, la salmuera y la mezcla de ambos. Lo pruebo en todas las ciudades del mundo por donde paso. 

Y el ganador es… El Hotel Duke de Londres, donde presumen de haberlo inventado y donde lo hacen muy bien. No pasa como con el Bellini [vino espumoso y puré de melocotón] en el Hotel Cipriani (Venecia), allí te lo ponen de garrafa. Londres es una de las ciudades más fuertes en coctelería.

¿Y en Sintra, donde tiene usted su LAB by Arola, dónde tomaría un cóctel? En mi local, claro. Sintra es un lugar genial, hay una serie de pequeños hoteles boutique muy chulos. Por ejemplo, en la Fortaleza do Guincho, te puedes tomar un Whisky Sour a media tarde que entra de maravilla. 

Usted fue músico antes que cocinero. Y tanto, comencé en la cocina solo como forma de ganarme la vida. Mi verdadera pasión era la música, como la de mi madre o mi abuela, que eran pianistas. Pero resultó que cocinaba mejor de lo que tocaba la guitarra.

¿En qué se parece el Rock a la Gastronomía? Ambas son maneras de vivir.

¿Con qué rockero quedaría a tomarse un cóctel? Con cualquiera, pero si tuviera que elegir uno, sería Michael Stipe, el vocalista de REM. De hecho, ya me lo he tomado con él, porque es amigo mío desde que hace cuantos años recibí una llamada de un contacto en Warner Music, preguntándome si podía retrasar la hora de cierre de la cocina para dar de cenar a un grupo americano que había leído en The New York Times una crítica muy buena de mi casa. Me quedé de piedra al saber que eran ellos, uno de las bandas que más me ha marcado. 

LIBRO DE LA COCTELERÍA CREATIVA: Sergi Arola, On the rock