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 Diario de una ninfómana. Vida de Valerie Tasso

Valérie Tasso: Del sexo y otros (lujuriosos) demonios

"El sexo. Empleado sin anestesia, sin perder la conciencia de una misma. Jugando. Con la severidad de los niños." Así entiende Valérie Tasso (región de la Champagne-Ardenne, 1969) su sexualidad. La escritora y sexóloga francesa, afincada en Barcelona, ha publicado diversos libros sobre sus experiencias personales entorno a tan sacrosanto tema y, casi sin poder evitarlo, surge una pregunta básica: ¿qué hay de exhibicionismo en ello?

Aprovechando que el próximo 17 de octubre de 2008 llega a nuestras pantallas Diario de una ninfómana, la adaptación cinematográfica que el realizador Christian Molina ha llevado a cabo del libro homónimo de Tasso, nos ponemos en contacto con la auténtica protagonista, ella (atención al cameo). Encontramos a una mujer inquieta, ácida, controvertida, con hambre comunicativa y afán de echar por tierra viejos esquemas acerca de una de las actividades más antiguas y placenteras del mundo, el sexo. "Soy muy compleja, soy una Kalashnikov con el gatillo titilante". Afirma la propia Valérie al otro lado del teléfono. Toda una autoridad en sexo que, incluso, llegó a ejercer la prostitución como parte de su crecimiento y re-conocimiento personal; experimentó con el "Reino del Otro Mundo" ("un castillo -en la República Checa- donde las mujeres dominan a los hombres cuya entrada está rigurosamente restringida"); la escuela de los Bodansky (pareja norteamericana que tiene una escuela de orgasmos, y no es broma) y el Instituto Femenino del Placer en Nueva York.

¿Qué le ha parecido la adaptación? Muy digna y con elementos que permiten hacer de ella algo promocionable. Pero, siendo sincera, tengo que decir que observo ciertas carencias en la profundidad de los personajes, sobre todo en el de la protagonista, con la que no me identifico (me reconozco mucho más en el papel y el discurso otorgado a Geraldine Chaplin). Sin embargo, creo que la realización es impecable, la película tiene una piel enormemente elegante. Evita el dramatismo y se nota que la ha cuidado mucho. En definitiva, todos los elementos elegidos por Christian han sido un acierto (la banda sonora me gusta muchísimo), aunque el mensaje algo moralizante no me encaja.

En el libro-película se cuestiona el propio concepto de ninfomanía, aduciendo que es más una búsqueda de placer, amor, cariño y reconocimiento. ¿Es lo que usted buscaba? Yo me buscaba a mí misma, el sexo era una forma de llegar a conocerme. No obstante, empecé a escribir el libro en 2001 y, ahora, tras haber pulido mi discurso, realizado un doctorado en sexología y leído mucho, lo escribiría de otra manera. De todos modos, te responderé con una frase del libro: "Hija, la ninfomanía no existe. Es un invento de los hombres para ayudar al que sufre". Tristemente, nos han vendido un modelo de sexualidad coitocéntrica basado en la pareja y salir de eso es muy difícil. De hecho, todavía se sigue tachando de todo a la mujer que hace un uso libre de su sexualidad.

¿El término "ninfómana" es machista? ¿Y el equivalente masculino, cuál es? Su equivalente es sátiro. Los sátiros eran personajes mitológicos representados con un falo enorme y patas de cabra que aparecían en las bacanales. Al hombre no se le atribuye este calificativo, sólo se dice que es un machote, un ligón... De todos modos, Diario de una ninfómana es un diario. Me despreocupé totalmente del estilo, porque era para mí, aunque luego se publicara. Yo asumo ser una ninfa, pero rechazo el término ninfómana. Si aparece en el título de mi primer libro es sólo debido a la inexperiencia de aquellos momentos.

¿Por qué exponer su vida íntima? Detrás está el derecho a mi libertad individual. Es lo que más me gusta de mí. Hay gente que habla mucho sobre sexo por parecer más liberal, pero se esconde tras una máscara. Yo no. También pretendo eliminar el estigma que hay tras la prostitución y el sexo. Parece que la prostituta es una mujer permanentemente maltratada y rodeada de mafia. Yo tomé la decisión de ser prostituta y no tenía un chulo detrás. Desde luego, siempre he estado en contra de la trata de mujeres, pero lo que no se puede hacer es criticar este trabajo por considerarlo indigno y un abuso hacia la mujer. El concepto de dignidad es algo personal, depende de la escala de valores de cada uno y hay que respetarlo. Me parece incoherente es que las mismas personas que tachan la prostitución como de insulto a la libertad de las mujeres estén "obligando" a abandonarla a aquellas que lo han elegido libremente. La esclavitud no define la prostitución, eso sólo son sus pozos muertos, como en otras actividades.

¿Por  qué abandona la prostitución? No lo dejo porque me parezca un mundillo asqueroso, aunque no puedo negar que es complicado. Lo dejo porque ya he aprendido lo suficiente. Claro que lo pasé mal, pero igual que lo paso mal cada vez que tengo que "rehacer" un artículo. Yo me sentía bien trabajando en el prostíbulo, parecía un trabajo que hubiera estado haciendo toda la vida. Pero no hago proselitismo, lo que a mí me ha ido bien, puede que a tí te vaya fatal. No soy ningún modelo a seguir.

¿Qué le ha dado el sexo: rentabilidad y celebridad? Francamente, me daba mayor rentabilidad el prostíbulo. Ahora me cuesta más esfuerzo ganar dinero, pero me resulta más enriquecedor. En esta sociedad consumista en la que nos movemos parece que tanto tienes, tanto vales. La edad me ha demostrado que no es así. El éxito en la vida es poder hacer lo que te apetece hacer. Vivimos en una sociedad de mierda (con perdón) donde el sexo equivale a la consumación. Es como ser turista y viajero. Yo, ante todo, soy una viajera. Quiero viajar, pero no saber dónde voy ni cuándo vuelvo. Serge Gainsbourg decía: "yo conozco mis límites, por eso siempre voy más allá". Pero, bueno, también es una manera de socializarse.

¿Libertina, libertaria o liberada? Yo soy una libertina con ansias de libertaria y un poco golfa.

Diario de una ninfómana se estrenó el 17 de octubre de 2008

Texto: Inma Flor / Foto:  Diario de una ninfómana. BELÉN FABRA INTERPRETA A VAL

Entrevista con Valérie Tasso