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Julio de la Rosa

El pico amistoso

Hay un beso que siempre me ha llamado la atención. Ese beso en la boca que recibes de un amigo, una amiga, al encontrarse contigo o despedirse. Un beso que, en principio, no es más que un tierno pico amistoso.
Durante el proceso en el que dos amistades llegan al codiciado pico amistoso, los clásicos dos besos en la mejilla comienzan a ser sustituidos por otros dos besos de índole más confusa: ésos que uno recibe entre la mejilla y los labios.

Llamémosles semipicos: unos besos tan sorprendentes que uno no sabe si es que el otro midió mal o es que tiene ganas de violarte. Aunque si uno ya posee una cierta confianza con la persona dadora de los semipicos, lo normal es pensar, el lazo amistoso es tan grande, que dos simples besos se quedan cortos. Así que en el siguiente encuentro, aunque el saludo inicial sea más frío de lo habitual, la despedida será ya mediante el extasiante pico amistoso.

Lamentablemente, un alto porcentaje de los picos amistosos que he vivido o presenciado no han sido más que picos desviados, esto es: besos en la boca, en apariencia tiernos picos amistosos, cargados en realidad de alguna finalidad oculta.

Estos nuevos picos desviados los podemos encontrar en forma de picos frívolos cuando, como su propio nombre indica, no son más que una triste frivolidad social (¿cómo se puede convertir algo tan bonito en una mera tendencia?); Los podemos encontrar como picos morbo, en el caso que conlleven un deseo sexual implícito (‘somos amigos y tan amigos somos que te echaría un polvo sin compromiso’); como desperated picos, cuando la intención última es de tipo romántico (‘somos amigos y tan amigos somos que te echaría un polvo para ver si así te enamoras de mi de una puta vez’); Y, finalmente, como picos de manipulación pasiva, sin duda los más peligrosos. Porque cuando el pico amistoso que en realidad es pico desviado conlleva una especie de chantaje emocional encubierto, es momento de echarse a temblar. El mensaje de estos picos de manipulación pasiva es claro: ‘Tenemos una conexión. Una parte de ti me pertenece’. Y a partir de ahí, espérate lo peor. Cuidado con estos besos.

Por fin, y en cambio, el auténtico pico amistoso, a pesar de su escasez, es el más simple: ‘Tú me quieres, yo te quiero’. Ni pide ni quita ni farda.

Una auténtica joya, el auténtico pico amistoso.
Y una especie en extinción.

Texto y foto por Julio de la Rosa

Julio de la Rosa
Encadena música, letras y palabras. Compone e interpreta bandas sonoras (After y Siete Vírgenes de Alberto Rodríguez, Una palabra tuya de Ángeles González-Sinde). Crea espacios sonoros para teatro y tv, el próximo es para La Felicidad de las mujeres (de Roberto Santiago). Ha escrito los libros Tanto rojo bajo los párpados y Diez años foca en un circo. Fue Hombre burbuja y Fantasma#3 y en solitario ha compuesto y publicado tres discos. Otro está en preparación: “el nombre, más que título, de referencia, es Dos Vidas Furiosas. Son las tres palabras que tengo siempre presentes para escribir los textos”.

 

El pico amistoso. Por Julio de la Rosa