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Irene Escolar
El año de la creación
 
Por María Aller  · Fotografía Jerónimo Álvarez
 
No es de las que hace promesas y propósitos para el año nuevo. Es más de valorar lo que ha hecho en el anterior, si está donde quería estar para replantearse hacia dónde quiere ir. El 2017 le ha cundido y el nuevo año seguirá ese camino. Irene Escolar (Madrid, 1988) pide al 2018 más oportunidades, 'que se abran muchas ventanas y ver la luz a través de ellas, para que haya más creación y apertura de miras'. 
 
Sin duda la actriz hará todo lo posible este nuevo año para que así sea. Su apretada agenda da fe de ello. Sus proyectos estarán principalmente sobre los escenarios: los primeros días de enero estará con Vania, de Àlex Rigola, en los Teatros del Canal de Madrid. Allí también estrenará en marzo Mammón, de Nao Albet y Marcel Borràs. Además llevará de gira por España dos piezas que ha presentado en el Teatro Kamikaze, Blackbird y Leyendo Lorca. 
 
Ella se muestra positiva ante la situación actual del teatro. 'Ahora mismo hay una diversidad en la programación muy interesante', afirma. 'Es más vanguardista y muy europea, con lo que estoy bastante esperanzada. Veo que cada vez van más chicos y chicas jóvenes al teatro. Y me encanta porque, aparte de que creo que es importante para desarrollar un pensamiento crítico, uno de mis objetivos era ver al público de diferentes edades. Necesitamos un cambio generacional: gente joven que empiece a activar su sensibilidad. Vivimos tiempos muy complicados y hay que estar más activo mentalmente que nunca'.
 
Además, Escolar, declara que, en el actual mundo avasallado por las redes sociales es normal que a la escena le vaya tan bien, porque permite compartir una experiencia vital: 'Hay necesidad de compartir algo con el otro fuera de una pantalla'. Y lo dice alguien que es consciente de lo costoso que es sacar proyectos adelante. Estuvo tres años para sacar adelante Blackbird, que luego ha resultado ser un éxito. 'Por desgracia, hay poca iniciativa para apoyar el crecimiento de la cultura', asegura. 
 
Tiene dos películas pendientes de estreno. En Las leyes de la termodinámica, de Mateo Gil, que llegará en abril, hace una pequeña participación. 'A Mateo le he admirado desde siempre y me apetecía mucho esta colaboración. La película es una comedia, mi escena es medio tragicómica y la historia habla sobre el amor y las relaciones de pareja'.
 
Unas semanas antes se la podrá ver junto a Mario Casas en Bajo la piel del lobo, de Samu Fuentes, un trabajo que le atrapó desde el primer momento: 'es un thriller con un guión precioso, muy diferente a lo que había leído antes. Habla sobre el destino inexorable y sobre el instinto de supervivencia'. Ella no se decanta por un género en especial, sino por lo que le ofrezca el argumento: 'Yo quiero una historia que me llame la atención y que cuente algo interesante. Pero principalmente que tenga unos personajes con recorrido y que me descubran algo'.   
 
Recomendaciones de IreneAdemás de cómo actriz, como espectadora quiere historias sugerentes. Por eso ya tiene apuntadas algunas citas culturales para este 2018: el último trabajo de Ramón Salazar, La enfermedad del domingo, con Bárbara Lennie y Susi Sánchez, o Quién te cantará, la nueva película de Carlos Vermut, con Najwa Nimri, Carmen Elías, Eva Llorach y Natalia de Molina. Eso en cines, para teatro recomienda el que será uno de los acontecimientos de la temporada: Mount Olympus (el 13 de enero en Teatros del Canal), las 24 horas del belga Jan Fabre, que como ella define, será 'una experiencia artística y filosófica vital'. 
 

Irene Escolar. El año de la creación