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Ruidoblanco. Rumiar el tiempo

Con motivo de la celebración de La Noche Indie de los Veranos de la Villa hablamos y escuchamos en acústico a Ruidoblanco, la banda de Barcelona que llegó a nuestros oídos con Midiendo el tiempo en canciones (Warner, 2011) y que este 2013 han regresado con El hombre que habita el mundo, un EP autoproducido y financiado a través de crowdfunding. 

Según avanzan los años la vida se va llenando de ruido blanco, de lapsos de tiempo en los que la maraña de futuro (y siempre es una maraña, siempre) parece hipnotizarnos; a oscuras buscamos mensajes escondidos en frecuencias que nunca llegan a sintonizarse. A Caroline -la inquietante niña de Poltergeist- el ruido blanco le sirvió para entrar en contacto con entidades fantasmagóricas. A Christian, Cris, Chano, Salva y el recién incorporado Albert, Ruidoblanco les sirve para deshacerse de sus propios fantasmas.

Un EP es un formato curioso para un segundo disco. ¿Qué os hace tomar esta decisión?

Salva: Teníamos la necesidad de sacar algo porque el primer disco había funcionado muy bien y llevábamos un año girando con él. El futuro que se nos presentaba era seguir tocando, repetir sitios con los mismos temas y por eso queríamos sacar material nuevo y hacerlo pronto. Un EP nos permitía reunir pocos temas, hacer una grabación y preproducción relativamente rápida y publicarlo pronto.

Christian: Sabemos que un grupo como nosotros, que está empezando, a la que se para desaparece. Queríamos tener material nuevo para seguir en la rueda y seguir sonando. Era lo más importante.

Chano: Y también había pasado muy poco tiempo para sacar un nuevo disco entero, justo el año anterior habíamos sacado el primero... y tampoco queríamos acelerarnos, ni publicar por publicar.

Y aunque breve, os ha salido un disco de lo más existencialista. ¿Qué ha pasado?

Christian: Cada uno escribe lo que siente. Si la gente lo hace fácil pues mejor para ellos. Tampoco te debe condicionar el tipo de música con lo que escribes y lo que quieres contar. Estar limitado por eso es bastante jodido.

Salva: El tema es que en el primer disco hay canciones hechas en un periodo de tiempo muy largo y entonces no se veía tan claro por dónde íbamos, porque hay canciones de todo tipo. Justo en este momento en el que estamos nosotros, en el que está la industria, en el puto desastre de entorno que nos ha tocado... Intentamos construir nuestra vida y todo eso da vértigo, es natural que surjan este tipo de canciones. Es parte del desencanto.

¿Y entre tanto desastre vital y tanta canción en la que uno se desangra, no pensasteis en un último tema en el que redimir al ser humano?

Salva: Todas las canciones tienen esto al final. “Frágiles” es súper triste y acaba diciendo que compartir el dolor es la única manera de seguir adelante. Al final en todas pasa algo bueno. A ver, es que tampoco tiene sentido meter cinco canciones súper machaconas y densas y una última feliz, ¿no? (risas).

¿Tiene algo que ver el título del disco con la canción de Nacho Vegas?

Salva: Sí, justo, todo (risas). Todos los títulos de las canciones de este disco tienen sólo una palabra y para el título del álbum estábamos buscando la palabra que englobase todo el EP, pero era imposible. Le dimos muchas vueltas y un día escuchando la canción (en referencia a “El hombre que casi conoció a Michi Panero”) y tarareándola, dijimos: es ésta, esta frase resume lo que hemos intentado decir aquí en estas cinco canciones. Hicimos un corta y pega y creo que funciona muy bien.

Pues al pensar en él habéis elegido al que escribe las canciones más intensas del país...

Christian: Bueno, al segundo más intenso... (risas).

Además de Nacho, ¿qué más habéis escuchado durante la preparación del disco?

Christian: Somos bastante melómanos y bastante frikis en cuanto a esto.

Salva: Sobre todo hemos escuchado grupos de ahora, bandas nuevas e internacionales. Bon Iver, James Blake...

Christian: Alt-J..

Chano: ...eh! Y Wilco, y los Beatles...

Salva: Y Radiohead... También los clásicos, claro.

Lo que está claro es que en este año habéis cambiado y que eso se ve en un trabajo que suena mucho más compacto.

Cris: En el primer disco había temas que iban desde 2008 hasta el 2011. Era una mezcla de todo el tiempo que llevábamos juntos y obviamente las canciones no tenían un sólo origen. Éstas se han hecho en un periodo condensado de tiempo y eso se nota. Son el conjunto de una misma idea.

Chano: También es algo tan simple como que somos personas y al final vamos creciendo, bueno, creciendo o decreciendo, no sé (risas). Pero al final al tiempo que maduras tú, también lo hace la música que haces.

Salva: Al ser un EP con 5 temas todo está tan concentrado que ves que todas podrían ser una misma canción, es lo que mola también del formato.

La coherencia no es solamente a nivel lírico, musicalmente también habéis optado por un sonido mucho más definido en el que todas las canciones terminan en un estallido, ¿no?

Christian: El primer disco era... un poco moñas... (risas). Queríamos perder ese punto. Esto también depende del sonido que tú quieres llegar a tener. Cada momento, en cada fase de tu vida estás en un punto diferente y al final el sonido que generas también lo está. Cuando un grupo ya está muy asentado y le funciona pues igual intenta repetirse, pero la diferencia con nosotros es la evolución como músicos que hemos tenido, las ganas que teníamos de hacer este disco... Y seguramente en el siguiente trabajo el sonido siga evolucionando y vuelva a cambiar.

Cris: Influye también que hayamos hecho tantos conciertos el año pasado. Supongo que ya tenemos tan asimilado la energía y el sonido que tenemos en el directo que al final esa fuerza sale natural en las canciones nuevas que estás haciendo. Te contagias.

Y ya para terminar de cambiarlo todo, vais y cambiáis también el modelo de negocio con el crowdfunding ¿Ha merecido la pena?

Salva: ...Nos ha costado mucho que el disco saliese financiado.

Cris: De hecho, al principio teníamos otro proyecto en mente, demasiado optimista (risas). Pensábamos también en hacer un documental … Luego nos replanteamos todo, lo hicimos más real y enfocado. De todas formas el dinero que pedíamos por crowdfunding era muy por debajo de lo que realmente costaba hacer el disco. Pero también pretendíamos que fuese algo asequible y que la gente se animase y pudiese participar.

¿Repetiréis la experiencia?

Cris: Si es necesario sí, pero luego lo pasas fatal.

Salva: Yo no repetiría. El tema es que no es un trabajo que deberíamos hacer nosotros. El trabajo de un músico es componer canciones, ensayar y hacer temazos... No a ir al banco a buscar la financiación. Está claro que ahora es lo que hay y lo haces.

Cris: Y haces más cosas. Piensas maneras para que la gente ponga más pasta. Ideando estrategias... pensando cómo seguir manteniendo vivo el proyecto y la ilusión...

Salva: No es que no nos guste esta parte. Nos gusta. Nos gusta grabar en acústico y otras mil cosas más, pero al final te quita tiempo de lo que es tu trabajo.

Chano: El proyecto mola y la cercanía con la gente, pero las discusiones que hemos llegado a tener por poner el precio arriba o abajo... al final te pasas el día discutiendo por chorradas y te quemas.

Salva: Quemas muchísimos cartuchos discutiendo por un curro de producción que genera tensiones que realmente no deberían correspondernos a nosotros. En un mundo donde la cultura estuviese valorada como debería estar, el que sabe hacer música haría música y el que sabe hacer producción ejecutiva haría producción ejecutiva. No es así, así que esperamos que la experiencia nos sirva para seguir aprendiendo, pero no creo que el crowdfunding sea el futuro de la música porque si lo es... es una putada.

POR: Teresa Garrido.

Ruidoblanco actúa para El Duende