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Iñaki Gabilondo. La Voz

A sus 70 años, Iñaki Gabilondo se ha adaptado a la metamorfosis que ha vivido la prensa desde un puesto privilegiado y decisoria: es miembro del Consejo de Dirección del mayor grupo de comunicación hispanohablante, PRISA, y sus programas en radio y televisión lo han convertido en líder de opinión y en uno más de nuestras casas.

Hoy ofrece un comentario de actualidad diario en su videoblog de El País, aunque “podría hacerlo por paloma mensajera, el medio no es el mensaje. Y agradezco tener actividad, pero me gustaría bajar el ritmo”, comenta.

A estas alturas de su carrera, ¿puede expresarse con plena libertad? Yo siempre me he expresado con libertad. Durante años ha habido mucha gente que, por lo que fuera, estaba convencida de que a mí me daban cuerda, me escribían un discurso en la Moncloa o en el despacho de Polanco. Y a mí nunca me ha obligado nadie a nada. Cebrián y Polanco me han llamado cero veces.

A lo mejor no les dio motivos para ello… No lo sé. Pero insisto: siempre he hablado con libertad.

¿Es triste que hablemos de medios de izquierdas y medios de derechas? No. Es una prueba de la ingenuidad de la sociedad española pensar que si un periodista es de derechas o de izquierdas ya no es independiente. Los periodistas no vienen de Marte. En Francia, ninguna persona ignora que Le Figaro es de derechas y Le Monde es de izquierdas. Los medios de comunicación son proyectos intelectuales, de pensamiento. La independencia se pierde cuando a uno lo obligan a decir lo que tiene que decir, pero eso no tiene nada que ver con derechas o izquierdas.

En España, ha surgido un nuevo grupo de medios como Diario.es, La Marea o Infolibre, y en relación con las grandes cabeceras, el panorama recuerda al del Parlamento, a los pequeños partidos que están rompiendo el bipartidismo. No lo están rompiendo, lo han roto ya. El Big Bang ya se ha producido. Lo que no sabemos es hasta dónde llegarán sus consecuencias.

Usted que está en el Consejo de Dirección de PRISA, ¿cree que había que hacer esos ERE? Yo no soy quién para decir si tenían o no que hacerse. Pero estamos asistiendo al desplome de un sistema que trae como consecuencia muchas cosas como la liquidación de profesionales. Sucede en todas partes y lamento cada drama personal.

¿Qué otros periodistas españoles actuales considera que tienen su relevancia? Hay muchos. Pedro J. Ramírez, por ejemplo. Podría ser el mejor periodista europeo si no quisiera ser muchas más cosas. Quiere mandar en España. Y una cosa es que el trabajo de uno tenga influencia y otra que uno quiera dirigir los destinos del país. Él está muy marcado por casos como el Watergate, vive el Periodismo como un cantar de gesta. Y le resulta difícil acercarse a lo cotidiano, donde los periodistas tenemos una misión fundamental.

Quédese con alguno de los personajes de los que ha entrevistado. Mis entrevistas más notorias han sido con personajes políticos, la más sonada fue la que le hice a Felipe González en televisión. Pero con las que más he disfrutado yo han sido las que he hecho a gente común. Y la entrevista de más impacto para mí ha sido la que le hice a una mujer que durante casi 20 años había cuidado de un hijo que estaba en estado vegetal sin parar de hablarle, y cuando él despertó, le dijo que la había estado escuchando todo ese tiempo. Cuando me lo contó, me caí de la silla del estudio de la radio, medio desmayado por la impresión.

Cada día le dedicaba Hoy por hoy a algún ciudadano inventado. Era una clave que tenía con mis compañeros para no perder de vista que trabajábamos para la gente de la calle, no para los políticos o los grupos mediáticos. Así que, antes de arrancar, yo me inventaba a alguien y hacíamos el programa pensando en él. Decía, por ejemplo: “Se llama Luis. Tiene cuarenta años. Está enamorado de una chica aunque está casado, y lo está pasando mal en el trabajo. Hoy, el programa es para él”.

¿Cómo es hoy una día en su vida? Me despierto temprano. Desde que estaba en Hoy por hoy, adquirí la costumbre de leer unos veinte minutos de ficción antes de levantarme de la cama, para activarme intelectualmente; y eso que ahora releo, más que leer novedades, y casi siempre escojo ensayos. Una vez levantado, hojeo los periódicos españoles y los más importantes de Francia, Reino Unido y América, y profundizo en lo que más me interesa. Luego vengo a la radio, hago mi comentario y seguidamente participo en una reunión de directores de programa a la que me invitan (asisten Francino, Pepa Bueno, Angels Barceló…). Y después, siempre tengo actos, ya sean políticos, sobre música, literatura… Mi programa era culturalmente tan ancho que me reclaman de todos los ámbitos.

Texto: Paloma F. Fidalgo. Foto: César Lucas Abreu

Iñaki Gabilondo: la voz.