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Javier Perianes. Lecciones de Anatomía

Javier Perianes (Huelva, 1978), Premio Nacional de Música 2012, no fue niño prodigio. “Solo un chaval curioso e hiperactivo”, cuenta a El Duende. Llegó a Madrid en el año 2000 con la maleta cargada de ilusiones pero sin la intención de demostrar nada a nadie.

“Empecé con ocho años por el requinto de la banda de mi pueblo con la intención de tocar algún día el clarinete. Pero mi tía convenció a mis padres para que me compraran un piano”. Desde entonces ha vivido en simbiosis con el teclado. “El bueno de mi hermano tuvo que sacarse la carrera de Medicina con Scarlatti, Bach y Mozart de fondo”, cuenta entre risas. “Todavía hoy las Sonatas de Beethoven le recuerdan a las lecciones de anatomía...”. Tiene varias ofertas para grabar la definitoria Iberia de Albéniz. “Pero siempre les digo que la haré en 2036 o en 2050. Que no lo tengo claro”.

¿Qué andaba haciendo allá por 1998? Seguía viviendo en Nerva (Huelva), el pueblo donde nací. Todavía recuerdo cómo mis padres me llevaban tres veces por semana al Conservatorio de Huelva y una vez más a Sevilla. El sacrificio de mis padres me ha marcado a fuego.

¿Qué tal le ha tratado Madrid? Me vine a vivir aquí en el año 2000, y desde entonces me he sentido como en casa. Es una ciudad extraordinariamente acogedora y cosmopolita, bien comunicada, con una vida cultural vastísima. He entablado amistades y relaciones que sé que durarán toda la vida. Eso sí, cada vez que puedo, me escapo a mi pueblo, para conectar con mis raíces...

¿Mejor un viaje con El Duende entre las manos? Que una revista de divulgación cultural y de ocio como El Duende lleve 15 años ininterrumpidos de actividad la convierte en testigo fundamental y primordial de la evolución de una sociedad como la española. Sería interesante poder repasar desde aquel mayo de 1998 hasta hoy todos y cada uno de los números de la revista para ver qué se cocía culturalmente a finales de los 90 y qué está pasando hoy.

¿Cuánto ha cambiado Javier Perianes en esta década y media?Supongo y espero que en lo más esencial no se hayan producido cambios significativos. Creo que conservo la curiosidad y la fascinación por cada nuevo descubrimiento. Evidentemente, la experiencia y el paso del tiempo dotan de cierta perspectiva los acontecimientos pasados y el análisis de los presentes.

¿Se atreve a hacer balance?No creo que pudiera destacar un mejor momento entre todos los conciertos y debuts. Prefiero pensar en el pasado como un conjunto de recuerdos profesionales y personales que han jalonado mi trayectoria musical y humana. Sí podría decir sin dudarlo que los peores momentos se circunscriben a la pérdida de seres queridos.

¿Qué conciertos y lecturas te han marcado? Durante los últimos 15 años he tenido la suerte de poder disfrutar de conciertos inolvidables, como los recitales de Daniel Barenboim y Maria Joao Pires o la última sonata de Schubert de Radu Lupu. También de escuchar discos fundamentales y, por supuesto, de hincarle el diente a libros que me han ayudado a crecer. Recuerdo con especial cariño las primeras lecturas de Ana Karenina, El lobo estepario, La metamorfosis, Fausto...

Texto: Manuel Dallo

Javier Perianes. Lecciones de Anatomía