<
>

 

Johan Theorin. Psicomisterio

Nadie dijo que el camino de la verdad esté bien señalizado ni sea una tarea fácil. A veces la realidad puede derrotar incluso a los más valientes y entonces los malos ganan. En esta lucha incierta de sentimientos infaustos y catastróficos habitan los personajes del cuarteto de Öland, la tetralogía sueca con la que Johan Theorin se adentra en los entresijos del género de misterio con precisión de psiquiatra.

La novela negra reúne todo aquello que al ser humano le gustaría omitir de su biografía por feo o por atroz. Género crítico por excelencia, de crisis sociales y morales,  no es raro que sus historias se conviertan en lo más vendido cuando todo va mal.. Y son, ¡oh, hados del destino!, a los que les va muy bien en Europa (a los nórdicos), los que mejor están contando estas historias en las últimas décadas. “La tasa de criminalidad en los países escandinavos en general es muy baja y Suecia no ha estado en ninguna guerra desde hace dos siglos. Pero a pesar de esto hemos tenido algunos episodios violentos, como el asesinato de la ministra de Asuntos Exteriores de Suecia Anna Lindh en 2003 o el ataque terrorista de Utoya (Noruega) en el verano de 2011. Todas estas tragedias han conmocionado profundamente a nuestras naciones y creo que la escritura y la lectura de crímenes es una forma para que los escandinavos hagan frente a estos traumas. Había muy pocas novelas policiales suecas escritas antes del asesinato de Olof Palme (1986), pero después se escribieron grandes cantidades y muchas de ellas se convirtieron en best-sellers. No creo que sea una coincidencia”, apunta.

Escritura que funciona como un calmante para los traumas colectivos, pero también para los propios. Quizá por aquello de que la realidad supera la ficción, o sencillamente porque (por mucho que se niegue) al final todo es autobiográfico.“Creo que mis propias experiencias en la vida se han colado en las novelas, incluso en aquellas historias que he creado para personajes inventados. Uno de ellos está presente en todas las novelas, Gerlof Davidsson. Él es un hombre viejo y es una especie de detective o solucionador de los misterios de las novelas. Está basado en mi propio abuelo, que fue marinero durante muchos años. Además durante los años que escribí mis primeros tres libros perdí a tres personas muy queridas para mí. Mi madre murió de cáncer, mi padre murió de Alzheimer y un amigo se suicidó. Así que creo que en parte escribí estas novelas para tratar de lidiar con mi propio dolor, al igual que los familiares de personas asesinadas tratan de lidiar con su dolor mediante la búsqueda de la verdad acerca de lo que pasó”, confiesa.

La verdad, o un atisbo de ella, se esconde en estas tres historias (y ya hay una cuarta en marcha) que transcurren en Öland, una pequeña isla sueca que no se reduce a ser una mera localización, sino que adquiere el papel de protagonista siendo capaz de reflejar en sí misma los secretos, debilidades y maldades del género humano. “Decidí bastante pronto que habría cuatro novelas sobre Öland, una para el otoño, el invierno, la primavera y el verano. Le Quattro Stagioni, como Vivaldi. El clima afecta a la historia al igual que el paisaje y quería contar historias en las que el tiempo iba a jugar un papel importante en el establecimiento de la atmósfera. El paisaje de Öland debe sentirse casi como un personaje humano, que afecta a la acción de la novela y a la historia de una forma tan dependiente que no puede confundirse ni ocurrir en otra parte del mundo”, prosigue. “No estoy seguro de cómo han evolucionado los libros del cuarteto de Öland. La hora de las sombras (el otoño) fue el primero que escribí y ahora tengo que acabar de terminar el cuarto y último libro (el verano). Pero mi objetivo no era hacer una historia continua, como sucede en la trilogía de Stieg Larsson, sino cuatro historias separadas que pueden ser leídas en el orden que el lector quiera”.

No sólo la ambientación ni la estructura juegan un papel diferente en los libros de Johan Theorin, el componente psicológico y a veces sobrenatural es otra de sus señas de identidad. “El lector tiene que decidir por él mismo si las cosas fantasmales que suceden en la historia son reales o simplemente es la imaginación de la gente que lo experimenta. Los fantasmas son más interesantes cuando no estamos seguros de si realmente existen o no. Nunca he visto un fantasma, así que no estoy seguro de si existen. Sin embargo pueden ser vistos como símbolos para muchas cosas, para hablar de lo desconocido, del pasado o de profundos problemas psicológicos ocultos”. Detrás de estas innovaciones, Theorin mantiene la esencia de la novela negra; la lucha con las entrañas, la tentación por descubrir el mal (con mayúsculas y entre exclamaciones) y la confrontación del ser humano entre hacer lo que tiene que hacer y hacer lo que puede. “Tiendo a contar historias sobre personas que están en situaciones estresantes o crisis psicológicas, ya que es el momento en que se está más abierto a un cambio en nuestras vidas, y el cambio es todo lo que necesita una buena historia. No siempre trato a mis personajes con cuidado, a veces les pasan cosas terribles, pero siempre procuro hacer que tengan una oportunidad justa de defenderse y salir como personas más fuertes al final”, concluye.

 

 

 

Johan Theorin: novelista noir en serie