Kepa Acero. Surfear el mundo

Por: Rebeca Queimaliños

Google Earth es su GPS. Bucea a través de fotografía satelital en busca de olas vírgenes. Estudia rompientes, marejadas, dirección del viento, profundidades del agua… Apunta las coordenadas. Y se va. Kepa Acero (Algorta, 1980) era surfista profesional. Hasta que un día, inspirado por los exploradores estadounidenses de la década de los setenta, decidió abandonar la competición y surfear 'fuera de pista'.

Entre la frustración de viajar sin libertad de movimiento y la libertad de movimiento, escogió la B. Desde entonces Kepa recorre el mundo en modo lowcost. Él. Su tabla. El océano. La idea original era tan outsider que sus patrocinadores dejaron de serlo. Pero Kepa no modificó un centímetro de su hoja de ruta.

'Quería explorar lugares donde el surfista no hubiese llegado. No para colocar banderas, sino para hacer algo de lo que me sintiese realmente orgulloso, encontrar zonas desconocidas, experimentar sensaciones y compartirlas'. Abandonó la comodidad de tener las olas casi amaestradas a sus pies por la aventura de descubrir olas indómitas en los confines del mundo.

Viaja ligero de equipaje. Siempre con su Canon EOS 7D, una Go Pro, un Iphone y narra sus viajes a través de su página web. Una secuencia de imágenes en los confines del mundo. Vídeos autoeditados en los que se fusiona con las olas. Secuencias en las que documenta, encuentros, carreteras secundarias, robos, acantilados imposibles, puestas de sol de ensueño. E interacción. Su web se ha convertido en punto de encuentro para apasionados de surf, aventureros 2.0, soñadores y exploradores de historias. Y el éxito ‘online’ fue clave para que sus expatrocinadores volviesen a serlo.

Kepa Acero es adictivo. Cada frase que pronuncia está sazonada con una pizca de humildad, filosofía y modestia. Y, pese a la épica inevitable de su historia, se resta importancia. 'No se me ocurre otra forma de vivir que viajando y contando historias'. Y viaja solo para viajar acompañado. 'La soledad te obliga a relacionarte con la gente que te encuentras en el camino. 

Y yo necesito hacer una familia cuando estoy solo, no soporto la soledad durante mucho tiempo'. Cómo anécdota, durante un viaje por Alaska decidió timbrar a las casas para preguntar cómo llegar a un destino que conocía porque no soportaba más tiempo sin contacto humano. Indonesia es su cielo: 'El Himalaya de los surfistas'. Y no regresaría a China.

No existe la precisión. Google Earth es riguroso, pero no exacto. Kepa tardó días en llegar a un lugar remoto en La India y a 10 kilómetros se dio cuenta de que era una reserva militar sin acceso. En otra expedición viajó a la Antártida y no encontró ni una sola ola. '

'El objetivo es el surf. Sin esa motivación no tendría la fuerza necesaria para viajes tan largos. Pero al regresar siempre llego a la conclusión de que lo importante nunca son las olas. Es el viaje, la gente…', comenta, poco antes de partir hacia Marruecos y, después, América del Sur.

Su espíritu libre ha casado a la perfección con el que busca la cerveza Sol, y es uno de los protagonistas de la campaña de la cerveza Sol (y de la portada de esta edición de esta revista) que celebra 'el espíritu libre0, aunque rechaza sentar cátedra sobre la libertad. 'Es una palabra abstracta. Para mi la libertad es poder hacer lo que realmente me gusta. Pero cada uno tiene que encontrar su propia aventura. No se trata de llegar más lejos, si no de llegar hasta donde se quiere. Esa es la última frontera por cruzar…'