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Bowen. El poeta cinético

Por Paloma F. Fidalgo

El escultor cinético David Bowen (Indianápolis, 1975) ha vuelto a España con su instalación Tele – Present Water, uno de los mayores reclamos de la exposición Big Bang Data de Espacio Fundación Telefónica, que analiza la importancia de los datos en la sociedad actual.

Aunque se formó como artista 'tradicional', Bowen lleva diez años trabajando 'la escultura de metal, cinética y analógica y la ingeniería mecánica'. Pero las herramientas no importan. No cree que debamos fijarnos en los aspectos tecnológicos de las obras, sino 'verlos como lo que ayuda al artista a conseguir lo que quiere'.

La exposición Big Bang Data (coproducida junto al CCCB de Barcelona, en donde se mostró en 2014) incluye piezas de artistas, investigadores o comunicadores, como Christopher Baker, Chris Jordan, Ingo Gunther, Erik Kessels o el propio David Bowen, entre otros, siempre con la tecnología y el uso masivo de datos como herramientas.

La pieza de Bowen, con quien hablamos gracias a la tecnología, por Skype, refleja el movimiento del mar en un lugar remoto, constatando su obsesión por encontrar poesía en la confluencia de tecnología y naturaleza. A este respecto, señala que le gusta pensar que ayuda al público 'a comprender un poco mejor los movimientos de la naturaleza, lo que luego les permite tener más capacidad crítica'.

Para idear esta pieza se inspiró en el lago más grande del mundo, el Lago Superior, cercano a su casa: 'Para mí el agua es una representación fundamental de la naturaleza. Me pareció un reto emular su movimiento a partir de la ingeniería, porque es un dinamismo fluido muy complejo. Me interesa, además, estudiar las distancias y los controles remotos, tan presentes en nuestra sociedad. Hace poco, expuse esta obra y recibió unas ondas tan fuertes que hicieron pensar al público que se avecinaba un tsunami, y les causó pánico algo que no les iba a afectar. Es curioso'. 

cloud piano from david bowen on Vimeo.

Le interesa 'la intersección entre la mecánica y la naturaleza, porque creo que el funcionamiento de ésta puede ser más sistémica y predecible de lo que pensamos, y que a menudo sobrevaloramos a las máquinas. Me atraen los puntos en los que ambas pueden encontrarse y retroalimentarse. Me parece pura poesía', afirma.

La naturaleza está muy presente en su trabajo. Ha realizado, desde 'una instalación robótica que se alimentaba de energía solar y perseguía focos de luz buscando su propio alimento'; ha utilizado impresoras 3D y drones 'para recopilar información sobre la superficie del mar'; ideó un experimento 'con moscas que lanzaban tweets' e, incluso hizo un proyecto, @one_voyager, 'donde una cuenta de Twitter iba diciendo la distancia en tiempo real a la que se encontraba el Voyager 1, un satélite que se lanzó en 1978 y es el objeto de construcción humana que más lejos ha llegado'.

Y tanta tecnología, ¿cambia la manera de consumir arte? 'Seguramente, pero quiero pensar que de una manera positiva, que facilita la expresividad del artista, expande los posibles lenguajes y abre caminos a la interacción con el espectador, que además consume muchos datos y está abierto a experiencias cada vez más complejas técnicamente'.  

Big Bang Data. Espacio Fundación Telefónica. Fuencarral, 3. Hasta el 24 de mayo.

Bowen. El poeta cinético