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ARTE BAJO EL AGUA
 
Por Ylenia Álvarez 
 
Es posible llegar donde otros no han llegado, luchar por unos ideales, mostrárselo a otros y crear auténtica belleza bajo el agua. La prueba es el escultor, activista y fotógrafo Jason de CairesTaylor y otros que han seguido su estela. Hablar de arte bajo el agua es hablar de su obra, un increíble trabajo escultural repartido por todo el mundo, y de sus principios. 
 
Cada día se destruyen nuevos hábitats, se pierden especies enteras y el cambio climático altera las condiciones de vida. Jason de CairesTaylor está convencido de que pueden hacerse pequeños cambios que pueden generar un gran impacto y el primer paso para lograrlo es crear conciencia ambiental. ¿Cómo lo hace? Sensibilizando sobre la salud general del medio ambiente a través de su obra escultórica.
 
Sus trabajos son arrecifes artificiales creados a partir de cemento de grado marino, no tóxico, pH neutro, libre de contaminantes nocivos, que se convierten en una parte integral del ecosistema local. Este cemento es muy duradero, tiene una textura áspera que anima a las larvas de coral a adherirse y prosperar, mientras que los rincones de oscuridad formados por los pliegues de sus trabajos proporcionan viviendas para peces y crustáceos. 
 
Así, poco a poco, sus obras escultóricas han conseguido repartirse por todo el mundo. En 2006 creó el primer parque de escultura submarina del mundo en la costa oeste de las Bahamas, ahora considerado como una de las 25 maravillas del mundo por National Geographic. Desde entonces De CairesTaylor ha creado varios museos y parques escultóricos submarinos con colecciones de más de 850 obras públicas de tamaño natural
 
Entre estos se encuentra el Museo Atlántico (2016), una colección de más de 300 esculturas sumergidas y formas arquitectónicas en Lanzarote, la primera de este tipo en aguas europeas que, según datos de 2016, ya ha logrado un considerable incremento en los índices de diversidad y abundancia de especies, siendo frecuentado por tiburones ángel, bancos de barracudas y sardinas, pulpos, esponjas marinas y la ocasional raya mariposa.
 
El museo, que ocupa un área de 50 m2 de lecho marino arenoso (originariamente desprovisto de vida), está formado por diez instalaciones que aspiran a reflejar la contemporaneidad y nos trasladan algunos interrogantes sobre el uso de los recursos naturales. Para el autor tiene especial importancia la colocación de esculturas, para maximizar el impacto ambiental positivo, y por todo ello ha ganado numerosos premios de escultura y fotografía. Entre ellos, el Global Thinker 2014 por la Política Exterior, descrito como el Jacques Cousteau del mundo del Arte.
 
La escultora Cristina Iglesias con Estancias sumergidas creó otro bello ejemplo de arte submarino. La artista española aceptó el reto de la Fundación Mexicana para la Educación Ambiental de crear una obra que recordase el compromiso con los ecosistemas y recursos marinos y terrestres de la región de la Baja California. Según palabras de la propia autora, 'las Estancias Sumergidas nacen como un monumento en la isla Espíritu Santo a un programa de preservación y, a la vez, son un refugio para la vida. Un lugar-pantalla entre el manglar y el mar abierto. Un lugar creado para que la vida lo habite y transforme. Sus paredes/celosías conforman espacios interiores en los que se puede ‘estar’. Pero, también desde la superficie, la visión lejana conmueve y provoca un deseo de acercarse'.
 
El arte bajo el agua también toma caminos más surrealistas, emocionales y pasionales, aunque quizás más desprovistos de ese componente activista. Denis Lotarev, por ejemplo, pinta cuadros bajo ella que se desdibujan complicando su lectura. La fotógrafa Jessica Fox busca sensaciones nuevas a través de fotos de amigas relajadas hablando o maquillándose. En Italia, sin embargo, el Cristo de Guido Galletti, sumergido frente a la abadía de San Fruttuoso a veinticinco metros de profundidad, llama más la atención que tantos y tantos Cristos terrestres y, aunque no es agua salada, en el lago Qiandao, en China, hay toda una antigua ciudad sumergida, 'visitable' haciendo submarinismo. Activismo o no, con intención de crear conciencia por la conservación marina o no, el agua suma al arte un misterio, unas características únicas que conmueven.    
 

Arte bajo el agua