<
>
 
Danza aumentada pero sin gafas 
Instituto Stocos
 
Por Benjamín G. Rosado
 
El Instituto Stocos ha adaptado El matrimonio del cielo y el infierno de William Blake en un formato escénico transdisciplinar que combina danza, composición electroacústica, tecnología interactiva y ciencias cognitivas. De la mano de la coreógrafa Muriel Romero y del compositor Pablo Palacio, la profecía bíblica del poeta inglés desafía los géneros con una sorprendente fusión de ciencia y mitología. 
 
El espectáculo, que estará en las Naves de Matadero del 14 al 22 de abril, nos sumerge en una experiencia orgánica de 'danza aumentada' en la que los movimientos se transforman en sonido y luz en tiempo real, como nos cuenta Pablo Palacio.
 
En esta sociedad hipertecnologizada, ¿ha llegado la hora de redefinir cielo e infierno? Más que redefinirlos, hay que entender su sentido original, tan distorsionado por la tradición cristiana y platónica con intención moralizante. Digamos que son metáforas que nos han servido, a lo largo de la historia, para simbolizar aspectos esenciales de la existencia humana. Tenemos, por un lado, la claridad del pensamiento analítico, racional y tecnocientífico. Y, por otro, la imaginación poética con toda su fuerza creativa, que emerge de las profundidades de lo corporal. Lo apolíneo frente a lo dionisiaco, el logos frente al mythos, el sacerdocio frente al chamanismo. Ahora parece que volvemos a un énfasis en lo emocional. Sin embargo, la experiencia que ofrecen las tecnologías de consumo e internet prescinde del cuerpo.
 
¿En qué punto de vuestro planteamiento acaba el cuerpo de los bailarines y comienza lo demás? En una de las planchas de la obra, que tiene por título La Voz del Diablo, Blake anticipó ideas propias de la neurociencia cognitiva moderna, tales como el concepto de embodiment, lo que sin duda diluye las barreras entre cuerpo y psique, entre imaginación artística y pensamiento racional, entre metáfora y concepto. Esta forma de pensar conecta con los desarrollos en inteligencia artificial modernos, pues no puede haber inteligencia sin cuerpo. Intentamos mantener este diálogo entre la danza y el resto de los elementos, como son los sonidos sintéticos y la imaginería visual. 
 
¿En qué consiste vuestra 'danza aumentada'? Nos referimos a la traducción de la energía corporal a otras modalidades sensoriales que expanden las disciplinas. La tecnología interactiva permite escuchar o visualizar el movimiento de los bailarines y revelar aspectos ocultos de la coreografía o de su expresividad personal. El diálogo con el público suele venir en forma de talleres en los que difundimos y trabajamos con la tecnología que desarrollamos para cada trabajo. 
 
En vuestro seminario WhoLoDance se hablará de tendencias en danza y tecnología. ¿Qué horizonte hay? Queremos que la tecnología interactiva sea realmente algo que complemente y expanda el aprendizaje de la danza. El énfasis del Instituto Stocos reside en la captura y el análisis de aspectos expresivos del movimiento. En ese sentido, se centra no tanto en el qué como en el cómo. Una de las innovaciones de nuestro proyecto consiste en la sonificación de las cualidades del movimiento. En aprender la danza a través del sonido, en entender cómo suena un movimiento fluido a diferencia de uno staccato.
 
 

Danza aumentada pero sin gafas