<
>

FOTOGRAFÍA POR ÁLVARO PERDICES

MÚSICA

Niño de Elche, Anarquía creativa y flamenca

Por Sara Peláez

Para su último disco, Colombiana (Sony Music), Niño de Elche -Paco- se lanzó a pasar un mes en Bogotá para dar significado literal, y algo irónico, a su nuevo trabajo, donde se atreve esta vez con los cantes de ida y vuelta, dinamitando etiquetas. Provocador y revisionista a partes iguales, el cantaor no puede dejar de crear: discos, libros, óperas contemporáneas, performances y ahora, también, en la dirección artística del Festival de Flamenco de Madrid. Todo le parece apasionante, todo le inspira y le hace permeable a nuevas ideas… ¿Qué será lo próximo?

No te cansas de decir que eres un artista de tu tiempo y no un vanguardista. ¿Dónde marcas la diferencia? Yo entiendo las vanguardias como un momento histórico y así bebo de ellas, pero no comparto su definición como el “ir por delante”. Precisamente yo lo que hago muchas veces es “ir por detrás”, revisionar y escuchar, que es a veces lo que tanto nos cuesta. Creo que son propuestas de su tiempo de una manera u otra, de su contexto social y político.

Este 2019 está cargado de proyectos. Entre ellos, tu nuevo disco, Colombiana, y Fuerza Nueva, con Los Planetas. No paras, pero ¿es el cuerpo el que no te lo pide o la mente la que no te deja? Yo no sé lo que es coger vacaciones, incluso te diría que soy contrario a ellas. Para tenerlas necesito un cometido, pero a los tres días ya estoy aburrido y me vuelvo a leer y a escuchar música en casa, porque casi nunca estoy allí. Respecto a descansar la mente, creo que, cuando amplias tu escucha, todo te inspira y te parece apasionante y eso, a veces, me crea problemas con la industria: sacas un disco y te dan un año y medio para el siguiente… Yo estaría sacando uno cada mes. 

El filósofo Byung- Chul Han comentaba que en las sociedades modernas tendemos a confundir la autorrealización con la autoexplotación… Sí, existe autoexplotación en lo que hago. Estoy totalmente de acuerdo. Lo que ocurre es que, en esa autoexplotación, hay que buscar placer… que sea apasionante. Aunque creo que él no se refiere tanto a lo artístico como al sentido más marxista del trabajo.

Te has subido a un escenario en sujetador, comiendo gusanitos, con los pantalones por los tobillos… ¿Tus performances tienen siempre una intención previa? Sí, siempre trabajo con el concepto. Es verdad que tardo un mes en grabar un disco, pero en confeccionarlo -leyendo, escuchando y escribiendo- puedo tardar unos cinco o seis, en los que no abro la boca. Para mí, el concepto es lo más importante: qué quiero contar. Eso siempre lo tengo y es a lo que dedico más tiempo. 

Ya te autodefines como “ex flamenco” para apaciguar a los ortodoxos. ¿Por qué se critica tanto a quien se sale de la norma? Creo que hay varios motivos. Entre ellos, el propio autoritarismo, el no entender realmente qué es una expresión artística y relacionar al flamenco con ideologías que nada tienen que ver con esa práctica… También lo defienden así porque es su pan. Es una cuestión económica. La mayoría de los cantaores que me critican lo hacen, no por lo que hago, sino por lo que consigo hacer. ¿Por qué critican a Rosalía? Porque tiene éxito. Hace años, hacía cosas muy heavies y nadie me decía nada. Solo lo hacen cuando te ven en un periódico. Además, creer en una utopía siempre te tiene de mal humor, porque nunca se va a cumplir. Los utópicos necesitan enemigos. 

Ambos, cada uno en su estilo, sois los abanderados del flamenco actual. ¿No ha surgido la oportunidad de hacer algo juntos? A Rosalía la conozco de hace años y hablamos mucho. Yo trabajo conceptualmente, y habrás notado que las colaboraciones que están en mi disco tienen una razón de ser, no son simplemente un “Hey, pásate a grabar”, como se hace normalmente. No va conmigo, aunque externamente es lo que más hago. Así que en el momento en el que haya un hueco en el que el perfil de Rosalía encaje, y ella quiera, seguramente se hará. Siempre está en mi mente.

 

 

Niño de Elche, Anarquía creativa y flamenca Por Sara Peláez