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Perico Delgado. La gran escapada

Pedro Delgado (Segovia, 1960), histórico de aquella era del ciclismo español de abruptísimas carreteras, cuando aún no se estilaban los cascos aerodinámicos. En su palmarés, el Tour de Francia de 1988 y las Vueltas a España de 1985 y 1989. Ya retirado, en 1993 fue de los primeros ex deportistas profesionales en mutar en comentaristas deportivo. Hoy es también asesor de seguridad vial. “Creo que obligar a llevar el casco en vías urbanas es exagerado”, comenta.

¿Cuál es la anécdota sobre la que más te han pedido hablar?Hay muchas, pero seguramente se lleve la palma la vez que llegué tarde a la salida del prólogo del Tour porque me fui a calentar a un lugar algo retirado, ya que por el parque cerrado que nos ofrecía la organización pululaban coches, aficionados, periodistas... Di un par de vueltas, me paré a charlar con Thierry Marie (quizás me enrollé un poco) y me despisté con el reloj. Y al llegar a la salida, me encontré desencajados a los miembros de mi equipo, entre ellos a Echávarri (el director). Salí con más de dos minutos de retraso, aunque solo me quedé a 14 segundos de Breukink, el ganador. Pero ya había perdido el Tour, prácticamente antes de empezarlo.

Tu popularidad hace que, aún hoy, cuando vemos a un ciclista por la carretera, lo animamos con un “¡Vamos, Perico!”. ¡Qué va! Yo pasé de moda. Después de mí, se decía, “¡Vamos, Indurain!”, y ahora se dice “¡Vamos, Contador!”, aunque a este segundo le han dañado mucho su imagen. Es verdad que el ciclismo es un deporte donde se siente cerca el calor del público, la gente te coge mucho cariño. Y, en mi caso, el hecho de salir por la tele me mantiene en la brecha. Recuerdo que cuando empecé en esto de comentar el Tour y la Vuelta en TVE, un día, en un hotel de Galicia, me dijo una señora: “Lo tuyo tiene mérito. Dar a los pedales es duro, pero encima hacerlo comentando la carrera al mismo tiempo…”. Ahora, sin embargo, muchos chavales jóvenes me reconocen ya solo como comentarista.

Cuando competías, ¿ya tenías previsto dedicarte a ser comentarista de ciclismo al retirarte? No, en mi época los deportistas no hacían estas retransmisiones.Como mucho, se losentrevistaba durante alguna etapa, para que hablaran de sus compañeros o de sus experiencias. Lo mío surgió de manera espontánea, en 1993, durante una Vuelta a Cataluña. Me propuso hacerlo TVE, porque obviamente sé algo de esto, porque soy un poco charlatán y porque me vine a vivir a Madrid. Dije que sí, y es muy divertido, aunque nunca he querido hacerlo de forma continuada, solo en carreras concretas.

Si además de presentador fueras realizador, ¿cambiarías algo de las actuales retransmisiones? El de realizador es un trabajo realmente difícil. Él decide qué cámara filma cada punto de la carrera, y a veces no toma la decisión adecuada por limitaciones técnicas o por falta de criterio, porque son gente que un día está detrás de un partido de fútbol, otro se dedica a un partido de tenis, otro se dedica al ciclismo… Y encima, ahora, con la crisis, todo es más precario. Pero si se pudiera, creo que tendría que haber algún experto en ciclismo asesorando al realizador.

Mientras estás comentando, ¿no te dan ganas de volver a darle a los pedales? Se ve mejor sentado… (risas).En serio, no me suelo poner nostálgico. Estoy orgulloso de mi carrera deportiva, pero esta profesión dura un tiempo muy limitado, y yo ya tuve mi oportunidad y pude aprovecharla. No todo el mundo puede.

¿Qué Tour de todos los que ha habido en la historia te hubiera gustado comentar? Uno que comenté: el último que ganó Indurain. Había sido mi compañero de equipo, y desde fuera lo vi muy distinto, vi a un Indurain más agresivo, tal vez porque iba a ser papá, según me enteré después… Me gustó ver esa diferencia.

¿Cuál de tus carreras te hubiese gustado comentar? La emocionantísima penúltima etapa de la Vuelta a España de 1985. Era muy joven, y mi equipo confió en mí para que me escapara. Gané la etapa, y dejamos muy atrás al escocés Millar, líder en la general. Se quedó alucinado.

¿Cómo es tu día a día cuando no trabajas de comentarista? No me aburro. Fundamentalmente hago vida familiar, “mis labores”. Llevo a los chavales al cole, me informo sobre ciclismo y asesoro en asuntos de seguridad vial.

¿Qué cambiarías en lo que afecta a las bicis si hicieras tú las normas de circulación vial? Me centraría en cambiar la mentalidad, algo que creo que no se hace. Hay demasiadas normativas prohibitivas, que confunden al ciclista y al peatón y generan miedo. Lo que hay que conseguir es que el uso de la bici gane terreno, porque ya está muy demostrado que eso nos favorece a todos, y solucionar la convivencia entre coches, peatones y ciclistas para que éstos últimos no corran peligro. Y yendo a lo urgente, es fundamental mejorar los trazados de los carriles bici y conectar los urbanos y los interurbanos entre sí. Los ayuntamientos se gastan millones en crear unos carriles bici malos y que luego no se conectan, como deberían, con los de los pueblos vecinos.

¿Qué te parece el nuevo código de la DGT en lo que afecta al ciclista? Ya me he reunido con quienes lo han elaborado y les he dicho que no me gusta. España es el único país donde es obligatorio llevar casco en vía interurbanas, y ahora quieren también que lo llevemos en las urbanas. El uso del casco es favorable, pero esto es una exageración. Lo único que va a conseguir esta norma es disminuir el uso de la bici, ya ha ocurrido en Nueva Zelanda y Austria. No sé para qué nos piden consejo los políticos a los ciclistas, no nos hacen ni caso…

Pues Rajoy dice que le gusta el ciclismo. Pero debe de estar demasiado ocupado con otras cosas, porque a esto no le presta ninguna atención.

A diario, ¿usas la bici hasta para comprar el pan? La uso, aunque también voy bastante en moto. Además, suelo entrenar dos dí­as a la semana en salidas de dos horas, o más cuando viene el buen tiempo.

¿Y te sigues depilando las piernas? No, y menuda liberación…

¿Por qué zonas de Madrid sales a rodar? Por el Anillo Verde del que tanto presumen los políticos, que está fatal diseñado, porque no está cerrado y te pierdes. También salgo por el carril bici de Colmenar Viejo, aunque es otro desastre.

Y corres las L’Eroica, esas carreras con bicis vintage que organiza Le coq Sportif, marca de la que eres embajador. Encuentros multitudinarios como esas carreras expresan que hay afición por el ciclismo, como deporte -aunque ahora mismo en este sentido goce de mala imagen-, y como medio de transporte. Son unas carreras muy bonitas. Constituyen un movimiento internacional, porque se celebran en muchas ciudades. En particular, en Italia se lo toman como una gran fiesta. Y con las bicis antiguas que se usan se recupera la época del ciclismo épico.

¿Tienes algún modelo favorito? Me encantan esas que parecen de museo, de los años cuarenta, con la rueda delantera de metro y medio de diámetro.

¿En qué ha cambiado el ciclismo desde que comenzaste hasta hoy? En muchos factores: en lo que se refiere a las bicis, ahora son mejores que nunca, lo cual iguala las oportunidades de los corredores. También ha cambiado el entrenamiento, ahora es mucho más intenso. Y ha cambiado el estado de las carreteras, ahora son mejores, por eso se buscan puertos de montaña más empinados en las carreras, para que sean más emocionantes.

Aunque se sigue viendo a los corredores sufrir en el Angliru. Pero mira, ese puerto, que probablemente sea el más duro de la Vuelta ahora, en mis tiempos ni siquiera lo podíamos subir, habríamos tenido que bajarnos de la bici. El más duro de las Vueltas que yo corrí, para mí, eran los Lagos de Covadonga.

¿Qué ciclista te habría gustado ser si no hubieras sido Perico? Me ha gustado ser yo, creo que he aportado cosas al ciclismo, las que he estado en condiciones de aportar. Pero si me preguntas qué sería si no hubiera sido ciclista, te contesto que enfermero. Era lo que estaba estudiando cuando empecé a competir, porque cuando era un chaval, me advertían: “estudia, que tanta bici no te va a servir para nada…”.

¿Cuál sería el mejor recuerdo que quisieras que tuvieran de tu etapa como profesional? Cuando gané el Tour en 1988. Los Campos Elíseos. Silencio absoluto. Un español en el podio. Un momento irrepetible.

Texto: Paloma F. Fidalgo. Agradecimientos: Le Coq Sportif

 

Perico Delgado. La gran escapada