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Titzina teatro

Esta obra está de muerte

Llega al Teatro de la Abadía Exitus, el tercer montaje de Titzina Teatro, con unas credenciales inmejorables: con sus dos piezas precedentes (Sueños de psiquiátrico y Entrañas), a esta compañía le llovieron y mucho los premios, y con esta tercera ha ganado ya el Certamen Nacional de Teatro Arcipreste de Hita, en la gira previa a su aterrizaje en las tablas de la capital. Para hacer Exitus, Titzina ha repetido su patrón creativo-interpretativo habitual: es una tragicomedia (con un humor primo hermano del Teatro del Absurdo), que emerge de una cuidadosa investigación sobre la temática en torno a la que pivota (la muerte) y está escrita, dirigida e interpretada por los dos fundadores y componentes de la compañía (Diego Lorca y Pako Merino).

    ¿Impone estrenar en Madrid?

    Diego: Venimos confiados. La obra tiene ya unos 140 bolos, y está funcionando bien.

    Pako: Y es un privilegio poder representar en el Teatro de la Abadía.

    ¿Por qué habéis hecho una obra sobre la muerte?

    D: Nuestro teatro no es una terapia personal. Queremos emocionar al público, y hablar de temas que nos interesan a todos, ese es nuestro sello de identidad.

    P: Además, la muerte es algo tabú, hay muchas incógnitas en relación con ella, está algo mitificada... Por todo esto nos pareció interesante dedicarle el montaje.

    Repasemos las temáticas de vuestras obras: la locura (Sueños de psiquiátrico), la guerra (Entrañas) y la muerte (Exitus). ¿Sois la alegría de la huerta?

    D: Sí, eso nos dicen. Pero simplemente queremos comprometernos. En este espectáculo el público sale alegrándose de estar vivo, en el de la guerra salía valorando la paz...

    ¿Os podéis imaginar una obra vuestra que no sea una tragicomedia?

    P: No tenemos predilección por las comedias. Simplemente, nosotros somos un poco payasos e irónicos, y así nos expresamos. La parte trágica, hasta ahora, siempre se ha dado por sentada en las obras, porque los temas tratados han sido dramáticos. Pero nunca pretendemos reírnos de ellos, es que así es como vemos la vida, con cachondeo. Además, si desde el principio empiezas una obra con un tono muy dramático, no enganchas al público. Con el humor es más fácil.

    ¿Cómo enfocasteis esta vez la investigación que hacéis antes de escribir una obra? Nadie ha vuelto del más allá para dar testimonio de cómo es morirse...

    D: Estuvimos meses en una funeraria y en la unidad de cuidados intensivos del Hospital Universitario Vall d'Hebron (luego invitamos al estreno a mucha gente de la que conocimos allí). Y así nos empapamos de la cotidianeidad de las personas que había en esos sitios. Hay frases que hemos tomado directamente de ellos, con su consentimiento (por ejemplo, de un trabajador de la funeraria: "la única diferencia entre el muerto y yo, es que él no respira"). Y sobre todo, nos hemos quedado con la grandeza de la gente.

    P: En la funeraria, al principio, estábamos intimidados por los cadáveres, pero los trabajadores decían: "visto uno, vistos todos", y realmente luego comprobamos que es así. Sin darme cuenta, como lo que me interesaba era la vida de los empleados, terminé ignorando a los muertos que los rodeaban, e incluso un día me descubrí ayudando a uno de ellos a vestir a un cadáver, algo que antes me hubiera dado mucho repelús. Otra cosa que nos hizo gracia y recogemos en la obra es que estos profesionales se cuentan chistes de muertos unos a otros, lo cual es lógico, porque todas los profesionales bromean sobre su trabajo. Y también nos hizo gracia algo que una vez nos contó uno de ellos: se quiso esforzar tanto al maquillar a su primer cadáver que lo maquilló demasiado, y un familiar de la fallecida le dijo: "¡Oye, que mi madre parece una payasa!".

    ¿Y cómo creéis que nos llevamos con la parca, en general?

    D: Creemos que no afrontamos la muerte de manera sana. La vemos como algo turbio, con lo que es mejor no tener mucho contacto. En este sentido, me parece significativo que, teniendo en cuenta que cualquier despedida es dolorosa y sobre todo esta (que es definitiva), con la velocidad a la que tienen que estar enterrados los cuerpos por ley, el rito funerario apenas tiene margen, es decir, no nos da tiempo a despedirnos, y fíjate que tradicionalmente nunca ha sido así.

    Entre los dos, en Exitus dais vida a cuatro personajes. ¿Algún preferido?

    D: Todos tienen un toque entrañable, y afrontan de manera diferente entre sí la muerte debido a su profesión (son un funerario, un hombre en busca de empleo, un directivo de un laboratorio farmacéutico y un abogado). Por la variedad del conjunto que forman los escogimos.

    P: Es el público el que tiene que identificarse con los personajes, no nosotros. Para nosotros forman nuestra camada, no podemos quedarnos con uno solo.

    Fundasteis Titzina Teatro al terminar vuestros estudios de Arte Dramático en la Ecole Internacional de Theatre Jacques Lecoq. ¿Ninguna de las compañías ya existentes os seducía?

    P: La primera inercia sí fue buscar trabajo. De la escuela salimos con un punto de locura, ese es un centro del que sale gente muy rara que se cree que puede montar espectáculos. Aun así, primero estuvimos en una compañía con gente de otros países, actuando en el Off de Edimburgo. Pero allí vimos que nosotros dos teníamos una afinidad especial al contar las cosas.

    ¿A quién le hacéis más caso, al público o a la crítica?

    P: Bueno, la crítica también es público, pero un público con una opinión que tiene mayor repercusión, y se supone que con una formación sobre el tema que critica. Pero, fíjate la importancia que concedemos a la opinión de la gente, que a veces hacemos el experimento de poner a alguien que no tiene por qué ser aficionado al teatro a escuchar nuestros ensayos, para ver el impacto que tiene la obra (a un jardinero que pasa por allí, por ejemplo).

    ¿Vuestro teatro os hará inmortales?

    P: Puf, no creo. Aunque lo ideal sería que se nos recordara, y sin ser pretenciosos, algunas veces nos recuerdan. Me pasó con un director conocido de televisión, al que llamé por teléfono, y al contestar, me llamó Miguel, que es el nombre de un personaje que interpretaba yo en nuestra primera obra. Es decir, que se acordaba de la obra, de la historia. Esa es la mejor parte de todo.

    D: Para mí es significativo que funcione el boca a boca, mucha gente viene a vernos porque se lo ha recomendado alguien. Y tenemos grandes reconocimientos como el de Tricicle, que recomendó un espectáculo nuestro una vez.

    Exitus / Teatro de la Abadía (Fernández de los Ríos, 42) / Del 2 al 13 de febrero / Más información, aquí.

Esta obra está de muerte