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El crooner venezolano Nino Abou

Un crooner en Madrid

Entrevista con Nino Abou

A Nino Abou le pasa toda una corte celestial por la garganta al cantar. Tiene un chorro de voz imponente, trabajado y con infinitos registros. Actualmente prepara su primer disco como crooner, cuyas melódicas canciones no sólo interpreta, también escribe sus letras. Pero en su trayectoria musical ha pasado por varios géneros (ópera, zarzuela, jazz, blues o pop) y varios países (ha residido en su Venezuela natal, en Australia, en Londres y en Madrid). Se formó en música y canto lírico en el Sydney Conservatorium of Music, en el Australian Institute of Music y en el Conservatorio de Música Simón Bolivar de Caracas, y cursó el prestigioso Post-Grado en Teatro Musical de la Royal Academy of Music de Londres. Ha ofrecido conciertos en lugares tan famosos como el British National Theatre y el Royal Festival Hall. Y no sólo las corcheas son lo suyo: también es actor.

Nino, eres crooner, pero comenzaste cantando ópera, luego has cantando jazz, blues, pop, zarzuela... ¿Tu estilo es el eclecticismo? ¿Hoy significan lo mismo para ti aquellos géneros con los que te estrenaste en el mundo de la canción que lo que significaban entonces?

Creo que mi estilo ha ido mutando a lo largo de mi carrera hasta ser lo que es hoy pero aún mantiene su esencia inicial... ¡igual que mi personalidad!   Aunque al principio me preocupaba pertenecer a una casilla, hoy ya no me preocupa buscar un estilo específico porque soy de los que creen que cada elemento de tu personalidad le da un color y unas cualidades especiales a tu entidad artística y es inútil luchar contra ello.  Eso me parece más genuino y más real que buscar un estilo y adaptarse a él.  Prefiero pensar que sea cual sea el género musical que interprete mantendrá mi estilo propio y por tanto poseerá también honestidad, que es lo que a fin de cuentas hace que toques el corazón del público... Para mí una cosa es el estilo y otra el género que se interprete.

Fuiste al conservatorio. ¿Algo te diferencia, por haber cursado enseñanzas oficiales, regladas, de otros cantantes que han sido autodidactas o se han formado en contextos más informales?

No.  Con o sin formación académica cada artista tiene algo que aportar.  Es cierto que venir de un contexto académico deja en ti una disciplina formal que tienes que desarrollar para cumplir tus objetivos, pero eso nada tiene que ver con el talento o la habilidad que se tenga para hacer arte.  Hay quien se inclina por la técnica, otros por la expresividad, otros por comunicar con cada canción... Prefiero tomar un poco de todo y llevarlo a lo que quiero transmitir aunque con ello deba sacrificar una u otra cosa en determinado momento.   El objetivo primordial es llegar al público y eso se consigue desde los rigores académicos o desde el rodaje de la calle siempre y cuando lleve consigo una buena dosis de corazón.

Fuiste el primer venezolano en ingresar en la Departamento de Teatro Musical de la Royal Academy of Music: ¿qué se siente?

No deja de ser un orgullo para mí, pero lo que más satisfacción me ha dado es haber estado bajo la tutela y dirección de tantas personalidades de la industria, recibir información de primera mano, aprender de los que han marcado el camino en los últimos años y compartir aula y pasillos con algunos de los que marcarán el camino para los que vienen. Fue un postgrado que me ha dado una experiencia de la que aún estoy aprendiendo y con la que sigo creciendo.

¿Hay algún músico que tengas como referente?

¡Podría hacer una lista larguísima!  Desde Mozart, Puccini, Chopin, Beethoven, Nyman y Satie hasta Rodgers y Hammerstein, Sondheim, Bernstein y Shore... Desde Elgar, Faure, Tchaikovsky y Mahler hasta Frank Sinatra, Louie Armstrong, Dean Martin, Ella Fitzgerald y Bobby Darrin. Y sigo pensando y se me siguen ocurriendo nombres, la honestidad de Robbie Williams, la teatralidad de Freddie Mercury, la magia de Loreena Mckennitt, la sensibilidad de Eva Cassidy, la nostalgia de Demian Rice...  ¿Sigo? (risas) Soy un curioso de la música, me gusta escuchar cosas nuevas y muy diversas, desde el pop más comercial hasta música experimental... Eso sí, cuando encuentro algo que realmente me toca puedo llegar a ser una pesadilla para los que me rodean (risas).

Has vivido y trabajado en tu Venezuela natal, en Londres, en Australia... ¿Crees que con la globalización tiene sentido hablar de diferencias musicales entre países o ésta ha homogeneizado las tendencias musicales de todo el mundo?

Nunca se ha tenido tanto acceso a la música como hoy en día, a veces lo encuentro abrumador, en el buen sentido.  No diría homogeneización musical, diría más bien que es más heterogénea que nunca, con un mestizaje artístico increíble y enriquecedor.  De pronto escuchas influencias africanas, matices celtas, trazos árabes, colores españoles o reminiscencias chinas en géneros como el pop, el rock o el techno... Hace unas décadas tener acceso a tanta riqueza con solo un clic era impensable.  Es sorprendente como la gente está cada vez más ávida de escuchar cosas nuevas y ajenas a su propia cultura.  Creo que van desapareciendo las fronteras a nivel artístico sin que ello signifique que desaparezcan las identidades propias... integración en su mejor propósito.

Ahora vives en Madrid. ¿Qué te trajo por aquí? ¿Cómo te encuentras?

¡Las vueltas que da la vida y el destino que funciona de manera inesperada!  No estaba en mis planes pero, como me gusta dejarme sorprender, dejé que los vientos me trajeran naturalmente a este destino.  Y vaya si me ha sorprendido de buena manera.  Teniendo reuniones con asesores de la Royal Academy en Londres mencionaron España como un buen punto de inflexión para mi y, sin buscarlo, comenzaron a aparecer propuestas en Madrid, si eso no fue el destino hablando entonces no sé que era! (Risas) Lo cierto es que ya tenía el proyecto del disco en mi cabeza desde hacía tiempo y una cosa siguió a la otra.  Estoy muy contento aquí, en lo personal me siento en casa, en lo artístico me he encontrado con que el público español es cálido, receptivo y agradecidísimo, y en lo profesional estoy rodeado de un equipo de alta liga que están poniendo lo mejor de sí en este proyecto.  ¿Quejas? Ninguna en lo absoluto.

 

Además de cantar, compones letras. ¿Te sientes más cómodo en alguna de esas dos facetas? ¿Compondrías música?

Soy consciente de mis limitaciones o aún desconozco mis posibilidades con respecto a componer la música, sea como sea no descarto intentarlo en un futuro pero por lo pronto se lo dejo a los especialistas, en el caso de este disco, Isaac Ordóñez.  Las experiencias de cantar y de escribir las letras son totalmente distintas la una de la otra y las disfruto a ambas de manera distinta también.  Escribir es una faceta muy íntima y solitaria, introspectiva y personal.  Cantar es más público... ¡y mientras más público mejor! (Risas).

 

¿Y qué es más fácil, cantar algo que has compuesto tú o cantar algo compuesto por otro?

¡Definitivamente algo compuesto por mí!  Como artista trato de desnudarme con cada tema que interpreto, mío o no, pero cantar un tema propio es desnudarse enteramente hasta el alma; es mostrar al público tus miedos, tus sueños, tus alegrías y esperanzas, tus frustraciones y decepciones, tus tristezas, tus ilusiones a través de tus canciones... Con tus palabras y desde tus experiencias, es el mayor de los retos y no es fácil pero una vez hecho la satisfacción es diez veces mayor.

Bob Dylan dice que escribe las canciones que le gustan y no se escribirían si no fuera porque él lo hace. ¿Te pasa a ti eso?

No me he puesto a pensar en ello... Cada quien vive cada experiencia o sentimiento de manera distinta, a cada quien le afectan las cosas de manera diferente, cada persona lo vive en un modo particular, por ello si le preguntas a alguien sobre algún episodio de su vida te lo contará de cierta forma pero en el fondo la esencia del sentimiento es la misma.  Si alguien está triste puede aislarse del mundo mientras otro, con el mismo sentimiento, buscará ir a una fiesta y distraerse, pero la tristeza estará allí. Existen tantos modos de escribir una canción como personas hay en el mundo pero siempre te sientes reflejado en esas "experiencias musicalizadas" de un modo u otro.  Nadie haría las cosas que te gustan si no fuera porque tú lo haces, pueden hacer cosas que se acerquen a ello pero nunca igual.

Cantaste en el Concert for Diana, junto con Elton John. ¿Qué te ha quedado de aquel día?

Fue una experiencia especial en todos los sentidos.  Los ensayos fueron una experiencia única.  Colaborar con un ícono del Pop de esa talla y trabajar con sus músicos apoyando temas que han marcado por lo menos dos generaciones es una experiencia que te hace pensar y recolocar las piezas si, como en mi caso, buscas una carrera discográfica.  Cantar para más de 70.000 personas en un escenario como Wembley Stadium te deslumbra, sin lugar a dudas.  Ese día me quedaron muchas cosas claras con respecto a donde quería llegar... No importa la escala pero sí el ser artífice de temas con los que el público se identifique, tener la responsabilidad de cumplir con la gente que está allí por ti, porque les has dicho algo con tu música.

Has compartido cartel con Diana Navarro o Malú, entre otras voces españolas.

Con Diana y Malú compartí cartel en una preciosa producción de Zarzuela para las Fiestas de San Isidro en la Plaza Mayor de Madrid.

¿Te sientes cómodo cantando en duetos? ¿Hay alguien con quien te haría especial ilusión compartir escenario?

Los duetos son especiales porque hay una retroalimentación de energías en el escenario que se siente y se contagia.  Me encanta hacerlo, es divertido y crea unos vínculos especiales entre los que lo hacen.  En el disco hay un dueto con Jéssica Estévez, vocalista de Sadah, un concepto musical que me encanta y que creo que dará de qué hablar.  Respeto mucho a figuras como Concha Buika, Raphael, Sergio Dalma y hay muchos más, Plácido Domingo, Alejandro Sánz... ¡Hagamos una colección de duetos! (risas).  Para mí como Venezolano que ha crecido con las canciones de Franco De Vita significaría un honor trabajar con él también.  Pero la lista continuaría, hay tantos talentos de los que me quisiera nutrir ¡y eso que ni he nombrado a los angloparlantes! ¡Me empieza a preocupar mi abanico de gustos! (risas).

Estás inmerso en la producción de tu primer trabajo discográfico. Por su parte, la industria musical, en España, está inmersa en cambios. ¿Tienes una opinión respecto a ella? ¿Y puedes compararla con la de los otros países en los que has vivido y trabajado?

La industria musical está viviendo cambios en todo el mundo.  Ya no existen fórmulas.  El hecho de que puedas llegar, en cierta forma, por tus propios medios al público trae consigo un aumento de las exigencias.  Hoy tienes que demostrar que puedes dar un buen directo porque si bien, en términos generales, los discos no venden como antes también es cierto que se hacen más conciertos.  Las plataformas digitales te acercan al público global más de lo que hubieses pensado en otros tiempos.  Las redes sociales funcionan como mecanismo promotor al que se le puede sacar mucho provecho.  La interacción directa que puedes tener ahora con tus fans era impensable antes y eso, para mí, marca el más importante de los cambios que vivimos.

¿Nos puedes adelantar algo de esa grabación que estás haciendo?

¡Encantadísimo de hacerlo! Tenemos tres temas listos que constituyen la demo oficial y se pueden escuchar en mi Facebook o en mi web.  Pronto vendrán más temas, en inglés y español, que también estarán disponibles para descarga a través de plataformas digitales como iTunes.  Este año será de avances y materialización de muchas cosas con respecto a este disco.

FOTO: Francisco Seco.

 

 

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