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 Hospital psiquiátrico. foto: José Cendón

José Cendón

Africanista

La mayoría asociamos a José Cendón con "una de piratas". En 2008 fue secuestrado en aguas somalíes mientras realizaba un reportaje gráfico para Sunday Telegraph. Pero, al margen de aquel mediático episodio, saquemos a primer plano el impresionante portfolio de este fotoperiodista, que tan trillado tiene el atlas: ha inmortalizado conflictos en Iberoamérica, Oriente Medio y, sobre todo, en África, para Newsweek, The New York Times o Stern. Ganador de potentes galardones como el World Press Photo, en 2010 se le ha concedido el Premio Ortega y Gasset, por un reportaje sobre Somalia.

¿Por qué te gusta tanto la foto que ilustra esta noticia? La composición, los colores, la luz y la posición ambigua del sujeto la convierten, creo, en mi mejor fotografía. Y es especial porque pertenece a uno de los proyectos más personales que he realizado, sobre hospitales psiquiátricos en la región africana de Los Grandes Lagos. Tuve la suerte de convivir, casi monacalmente, con la congregación religiosa que se ocupaba de esos centros. Con mis fotos pretendía transmitir la locura derivada de las guerras africanas contemporáneas por medio de los pacientes recluidos en estos hospitales. Quise herir la sensibilidad del espectador para reclamar su atención sobre algunos de los conflictos más brutales de las últimas décadas (como el de la República Democrática de Congo o el de Ruanda). Me parecía una vergüenza que suscitaran tan poco interés en los medios.

Hay quien se queja de que los medios occidentales sólo retratan la cara triste de África. En África suceden cosas positivas, pero lamentablemente las negativas prevalecen. Es difícil decidir si priorizar situaciones injustas o dedicarse a aspectos más positivos. Personalmente, me motiva más lo primero.

¿Qué desafíos éticos tiene el fotoperiodista? Depende de cada uno. El mayor peligro es que el ego sea mayor que los principios éticos. He visto a un fotógrafo bastante conocido pagar a una mujer ugandesa para que desenterrase a su hija, y utilizar partes de su cuerpo en rituales y fotografiarla. Mi desafío es que el medio no manipule el significado de mis imágenes. La excepcional imagen ganadora del World Press Photo este año fue portada de Time, acompañada del titular "Qué sucederá si abandonamos Afganistán". Un ejemplo de vergonzoso periodismo de propaganda.

No trabajas para ningún medio español, ¿tienes algo en su contra? En general me parecen mediocres y pagan bastante mal.

¿Cómo te ha sentado el Premio Ortega y Gasset? Muy bien, especialmente los 15.000 euros que lo acompañan y que me han permitido dedicarme a proyectos más personales sin tener que preocuparme demasiado de buscar otros trabajos que me interesan menos, para pagar las facturas.

 
¿Qué efecto tuvo en tu carrera como fotoperiodista que te raptaran los piratas somalíes? No demasiada: al contrario, trabajaba mucho más como fotógrafo antes del secuestro. Sin embargo, sí que ha tenido una cierta influencia en mí a la hora de tomar ciertas decisiones con respecto a mi futuro. Por ejemplo decidí hacer algunas cosas que llevaban algún tiempo rondando la cabeza, como escribir un libro y dedicarme a proyectos más profundos y personales. Ahora mismo estoy preparando un documental. En definitiva decidí tomarme las cosas con más calma, diversificarme y experimentar con otros lenguajes narrativos.

Durante el tiempo que te tuvieron secuestrado los piratas somalíes, ¿no echaste de menos la cámara? No demasiado. En aquellos momentos me preocupaba más saber cuanto tiempo estaríamos retenidos y sobre todo, el estado anímico de mi familia. Además, enseguida me di cuenta de que aquella historia (y la de Somalia, en general) sería casi imposible contarla con imágenes, y fue por ello que decidí escribir un libro. Según la historia que quieras contar, unos lenguajes son más apropiados y eficaces que otros.

Después te fuiste a Sudáfrica. ¿Buscabas una zona menos conflictiva? El conflicto es relativo. En Sudáfrica he realizado un reportaje sobre bandas y mi inseguridad fue mayor que en lugares más conflictivos, porque una cámara como la mía puede atraer a personajes que no dudarían en cambiarla por unas cuantas dosis de droga, un arma o algo que echarse a la boca.

Pensando en las imágenes que nos llegaron de las recientes revueltas del norte de África, ¿qué implica el llamado "periodismo ciudadano" para el tradicional? Para algunos medios, un ahorro: ¿para qué enviar a un periodista al terreno? Creo que el "periodismo ciudadano" debe complementar al tradicional, no sustituirlo. Un buen periodista es capaz de analizar, contextualizar y resumir lo que interesa al lector.

¿Alguna vez te han censurado tus fotos en algún medio? Nunca. La censura, sin embargo, tiene muchas formas de materializarse. Si, por ejemplo, propones a un medio español acercarte a la nueva izquierda latinoamericana de una forma un poco menos tendenciosa, contextualizando la información, ¿cual crees que será la respuesta? Los intereses económicos mandan, también en periodismo, y mucho más hoy en día donde la mayoría de los medios pertenecen a grupos económicos con diversos intereses en muchas zonas del planeta. Nos escandalizamos porque Chávez dice esto o lo otro, pero ni siquiera sabemos quién fue Carlos Andrés Pérez. O un golpe de estado, como el que tuvo lugar en Honduras, se nos olvida en dos días.

www.josecendon.com

José Cendón: africanista