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El invierno del amor

Dicen que ya no quedan hippies. Cuando se hace referencia a ellos es en motivo de algún mercadillo artesanal o a su manera de vestir que algún diseñador de moda rescata en forma de ‘revival’. ¿Han desaparecido? ¿Dónde están? ¿Siguen vivos sus ideales?

El movimiento contracultural hippy nació en los 60, principalmente, como una respuesta en contra de la guerra de Vietnam, el armamento nuclear, las políticas neoliberales, la desigualdad, la destrucción del medioambiente, la industrialización y el consumismo.

Más allá de los tópicos del sexo libre y las drogas o el esteriotipo de las ropas de colores chillones, el pelo largo y la Volkswagen pintada con flores, la contracultura hippy representó una ruptura con la generación anterior, su moral, sus valores y su manera de vivir, siendo los hippies precursores de la defensa de los derechos humanos, la igualdad, el medioambiente y la paz mundial. Pero ¿qué ha sido de ellos y del movimiento que lideraron?

Su espíritu, el que originó uno de los movimientos contraculturales más importantes del siglo pasado, sigue vigente. Las nuevas generaciones, quizás sin ser consciente de ello, son las herederas del legado ideológico hippy que ha mutado, con el cambio de los tiempos, en ONGs en defensa de la igualad y los derechos humanos, ciberactivismo, ecologismo, vegetarianismo, etc. Un perfil con ecos del pasado y adaptado a los nuevos tiempos.

También ha habido cambios en los lugares de residencia, ya que algunos hippies de los 60 viven actualmente en grandes ciudades como Madrid o Barcelona y están al frente de restaurantes vegetarianos, herbolarios y centros de medicinas alternativas. Otros moran en ecoaldeas y pueblos que ellos mismos han rehabilitado como Mataberneros en León o en Segura, las Villas y Montalvo a las faldas de la Sierra de Cazorla; de vez en cuando, se dejan ver en mercadillos y ferias tradicionales donde venden productos naturales y artesania. Los más nómadas viven en plena naturaleza en cuevas, asentamientos de tipis e incluso en furgonetas con las que viajan por el mundo. Principalmente se hallan en las Islas Baleares y Andalucía. En Ibiza, en el mercadillo de Es Canar en la Punta de Arabí o en Las Dalias cerca de Santa Eulalia. En Menorca, hasta el año 2000 vivían en los acantilados de Cales Coves donde despuntan cuevas y grutas naturales que ahora están abiertas al turismo. Otros lugares son las cuevas de San Pedro en Cabo de Gata, los alrededores de Caños de Meca, en Orgiva situado en la sierra granadina de la Alpujarra. Ahí se organiza la Fiesta del Dragón que coincide con la llegada de la primavera. En el extranjero, están en la ciudad libre de Christiania (un barrio parcialmente autogobernado de unos 850 residentes en Copenhague); en barcazas en los canales de Ámsterdam, en Goa (la costa occidental de India), en San Francisco y en el festival Burning Man que se celebra anualmente en el desierto de Nevada.

Txt: Mónica Cuende
Foto: FB

El invierno del amor